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Reportaje:

Artigas, que no Artigues

Los vecinos de un barrio de Badalona exigen que el nombre de una parada de metro sea en castellano

Mar Padilla

Bar Artiguense, club de ajedrez Artigas, estadio Artigas. Cerca de la parada de metro en obras Joan XXIII, una señal informa de que girando a la derecha se llega al barrio de Artigas. El quiebro te transporta, efectivamente, a un sitio nuevo y diferente del resto de Badalona: hileras de casas unifamiliares de principios de siglo que se adivinan con frescos patios interiores y geranios en las ventanas. Dos señales más, inequívocas, explican un poco más el lugar: una senyera de un par de metros ondea en el local de la asociación de vecinos del barrio y, a apenas 10 metros, la persiana verde y blanca de la Casa de Córdoba.

En la calle se habla un castellano con ceceo y se habla catalán. No hay problemas. Y, ahora, hay un acuerdo común que une las dos sensibilidades. El barrio se llama Artigas y los vecinos quieren que así se denomine la nueva parada de metro una vez que finalicen las obras, pero el Ayuntamiento, en cambio, opta por el nombre de Artigues, y así se lo ha comunicado a Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM), que, dada la situación, se decanta por mantener el nombre de siempre, Joan XXIII.

'Esto no puede ser, y no vamos a parar hasta que nos hagan caso: el nombre del barrio es Artigas, que es un apellido, y llamarlo Artigues es llevar demasiado lejos la normalización lingüística', asegura Antonio Figuera, panadero y presidente de la asociación del barrio. 'Siempre estamos igual. Hace ya por lo menos 15 años, cuando aquí llegó el metro, ya hubo esta discusión, y como no se llegó a un acuerdo, se optó por una decisión salomónica: se llamó a la parada Joan XXIII, que es la avenida a la que da la boca del metro', prosigue Figuera. El instituto de la zona de llama Llorens Artigas, pero, contrariamente a lo que pudiera parecer, el nombre del barrio no es un homenaje a este austero ceramista amigo de Miró y Picasso. 'Un indiano con ese nombre volvió a Badalona, después de recorrer y hacer fortuna en las Américas, y fundó la colonia Artigas, que se convirtió en un centro de veraneo de burgueses pudientes', relata Jaime Rovira, que, con 74 años, es la memoria del barrio. 'No se puede cambiar un apellido porque sí, si es Artigas es Artigas y se acabó', señala Rovira.

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Sobre la firma

Mar Padilla
Periodista. Del barrio montañoso del Guinardó, de Barcelona. Estudios de Historia y Antropología. Muchos años trabajando en Médicos Sin Fronteras. Antes tuvo dos bandas de punk-rock y también fue dj. Autora del libro de no ficción 'Asalto al Banco Central’ (Libros del KO, 2023).

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