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ESTA SEMANA
Columna
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Recurso contra recurso

La fragilidad de la tregua establecida en las relaciones entre el Gobierno central y la Junta de Andalucía se someterá a una de sus primeras pruebas esta misma semana durante la cual el Ejecutivo de José María Aznar tendrá que tomar la decisión de recurrir o no la sentencia de la Audiencia Nacional sobre la liquidación de los Presupuestos Generales del Estado de 1997. Nada hace pensar que, en virtud de ese diálogo ahora abierto, la Administración central vaya a rectificar su deriva natural y lógica y renuncie a acudir al Tribunal Supremo. De esta forma, todo indica que la apelación de esa resolución es el camino marcado por los expertos y altos funcionarios, posición que, a lo que se ve, se sitúa al margen de esa voluntad política, no sabemos si real o ficticia, manifestada por el ministro de Administraciones Públicas, Javier Arenas, de no llegar a ese extremo y consensuar así una salida a este y otros contenciosos que están por venir.

Sanz aspira a que Martínez se atenga con más disciplina a lo que manda la dirección

Los recursos son respuestas que obedecen, más bien, a los automatismos impuestos por el devenir de las instituciones. Del mismo modo, hay que interpretar el anuncio del presidente de la Junta, Manuel Chaves, de recurrir también si el Gobierno no liquida a finales de mes a Andalucía su participación en los ingresos del Estado correspondiente al ejercicio de 2001.

Así que recurso contra recurso. Menos mal que ambos protagonistas de esta historia, Chaves y Arenas, ya han advertido de que, pase lo que pase, las negociaciones para resolver los conflictos surgidos y las transferencias pendientes continuarán. Pero eso no quita que las críticas vuelvan a surgir, sumiendo en una cierta inestabilidad a ese precario equilibrio alcanzado y que está imprimiendo un inusitado clima de paz al panorama político andaluz.

Es, con todo, la atmósfera más idónea, en especial para los populares, que desean afrontar su 10º Congreso regional en Granada sin sobresaltos y en calma. Algunas incertidumbres de última hora se han centrado en torno al futuro del hasta ahora secretario general, Antonio Sanz, una vez que se da ya por sentado que Teófila Martínez va a seguir siendo de nuevo tanto presidenta del PP andaluz como la candidata a la Presidencia de la Junta. Pero la verdad es que, si llega a asumir en esta cita Sanz determinado protagonismo, debe ser, sin duda, para el reconocimiento de los suyos a su labor tanto en la portavocía del Grupo Popular como de secretario general, funciones que han hecho recaer sobre sus espaldas, prácticamente, todo el peso de la labor política de su formación, que se ha de mover, no se olvide esto, en una ambiente hostil y con una jefa, Martínez, bastante entretenida en su labor como alcaldesa de Cádiz. Arenas desde luego que no se equivocaba cuando le designaba años atrás para tan difícil responsabilidad, hasta el punto de que se ha hecho imprescindible en su partido. Otra cosa es que aspire legítimamente a aliviar su carga y a que Martínez se atenga, con mayor disciplina, a lo que se indique desde la dirección de una organización que, por lo demás, en este cónclave ha de dar respuesta a las nuevas exigencias para que se establezca una mayor participación en su Gobierno por parte de otros integrantes que se encuentran lejos del terreno de juego situado en la capital andaluza.

El reto es dar un particular sentido de territorialidad en su organigrama para repartir debidamente la carga y corregir así su macrocefalia actual.

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