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Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Refinados platos italianos en Madrid

IL GUSTO, estupendos 'antipasti' en un local recién estrenado

José Carlos Capel

Con apenas una semana de rodaje y sin respiro desde su apertura, este nuevo restaurante italiano emerge sobre la oleada de locales transalpinos abiertos en Madrid en los últimos años. Por las pretensiones de su cocina, planteamiento de la bodega y nivel de precios, entronca con la gama más alta de su categoría. Nada que ver con la legión de pequeños ristorantes, pizzerías, trattorias y hosterías económicas que tanto proliferan. Claudio Turrin, chef italiano que ha trabajado junto al alemán Heinz Winkler y sus compatriotas Gualterio Marchesi y Gianfranco Vissani (tres cocineros que suman entre sus tres establecimientos ocho estrellas Michelin), propone recetas ortodoxas alejadas de la rutina. Platos piamonteses, venecianos y toscanos, entre otros, que recuerdan que la culinaria del país vecino es algo más que pizzas y pasta asciutta. Recetas que descubren la limitadísima aunque sabia evolución de la cocina italiana moderna, obsesionada con revalorizar las materias primas a base de reducir los tiempos de cocción y aligerar los aderezos. Así, con ingredientes fáciles y composiciones sencillas, los platos del país vecino siguen viajando por el mundo convertidos en grandes embajadores del Mediterráneo.

IL GUSTO

Espronceda, 27. Madrid. Teléfono: 915 35 39 02. No cierra. Precio: entre 35 y 45 euros. 'Vitello tonnato', 11,42 euros. Lasaña de temporada, 11,42 euros. Cordero en corteza de aceituna, 15,63 euros. Tiramisú, 7,81 euros. Pan ... 6,5 Café ... 7 Bodega ... 7 Ambiente ... 8 Servicio ... 7 Aseos ... 9

El principal defecto de Claudio Turrin es su generosidad a la hora de manejar los aderezos. Pastas, arroces, pescados y carnes pecan de exceso de sazonamiento hasta aproximarse al estropicio en ocasiones concretas. Por el contrario, sus puntos de cocción son impecables; las salsas, muy finas, y su estética, relumbrante. Tres antipasti (entrantes) dejan un gran sabor de boca. Si el vitello tonnato (rosbif con mayonesa de atún) es delicado, el carpaccio de pulpo y la tarta fina al aceite de trufa blanca (no negra como indica el enunciado) tampoco van a la zaga. Lástima que en el risotto al azafrán con vieiras, el arroz resulte demasiado lácteo y el queso parmesano anule el sabor del resto. Descompensación que se repite en los fusilli (tornillos) con codorniz, sobrados de condimentos. No sucede así en la lasaña con carne y verduras, realmente fina.

Con los pescados, tratados al estilo español, Turrin demuestra un oficio inusual en Italia. Tanto el filete de rodaballo como la cola de rape con espárragos verdes llevan un sello de modernidad incuestionable. Lo mismo que el cordero con aceitunas, sonrosado y sin tufillo a lana.

PAN, POSTRES Y BODEGA

UNO DE LOS atractivos de esta casa es el pan, que se amasa a diario en su obrador artesano. Como ejemplo basta la foccacia, deliciosa para mojar en aceite de oliva siciliano. Tampoco desentonan los postres, aunque no sean lo mejor de la casa. Destacan el tiramisú y la tarta de chocolate con avellanas. Por el contrario, la tarta fina de melocotón y crema de pistacho no vale nada. Más originales resultan las confituras -ruibarbo, macedonia con crema de albaricoque, crema de avellana y crema inglesa- que acompañan los postres. A la entrada del local existe una mesa ideal para tomar una copa mientras se aguarda mesa, y en el conjunto del comedor, algunas mesas especiales. Al mediodía vale la pena el privado junto a la entrada, con capacidad para seis. Y en cualquier ocasión, las del interior situadas justo enfrente de la gran cristalera que separa el comedor de la cocina. El mayor atractivo adicional reside en su bodega, todavía en formación, pero bien estructurada. Una lista de vinos bipolar, que se centra en buenos vinos españoles e italianos y cuenta con algunos de los caldos más emblemáticos de Italia. Y como complemento, una gran selección de grappas y vinos dulces.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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