Volver a comer con otro intestino
Una joven de 27 años, dada de alta tras recibir el primer transplante de intestino delgado hecho en España a un adulto
Miriam Fernández se sentó el pasado 8 de agosto en la mesa y cogió una cuchara. La hundió en el puré de verduras y se la llevó a la boca. Otros muchos españoles hicieron algo parecido ese mismo día, pero lo de esta mujer, nacida en Zaragoza hace 27 años, fue una auténtica hazaña. Hacía más de un año que no podía comer nada. Un tumor maligno muy agresivo en su aparato digestivo (médicamente conocido como tumor desmoide en la raíz mesentérica) obligó a los cirujanos a extirparle el intestino grueso y el delgado. Durante estos meses, todo el alimento que entraba en el cuerpo de Miriam ha sido por vía parenteral, es decir, a través de la sangre.
'No puedo explicar lo que sentí cuando volví a comer. Fue increíble. Ha sido largo y doloroso, pero siempre pensé que me iba a recuperar', contó ayer Miriam, entusiasmada tras recibir el alta en el hospital Ramón y Cajal, en Madrid, donde ha estado ingresada el último año.
Miriam vuelve a comer porque ha sido la primera persona adulta en recibir un trasplante de intestino en España. Una operación que se ha hecho 140 veces en el mundo, pero que en personas que habían sufrido la virulencia del tumor que afectó a Miriam sólo ha sido practicada en 14 ocasiones.
Hasta una treintena de médicos de nueve servicios -Cirugía General, Cirugía Plástica, Anestesia, Enfermedades Infecciosas, Gastroentología, Nutrición y Dietética, Anatomía Patológica, Inmunología y Trasplantes- de dos hospitales, los madrileños Ramón y Cajal y La Paz, han tomado parte en el proceso. 'Ha sido un esfuerzo conjunto en el que todos los servicios nos hemos volcado en una experiencia extraordinaria', destacó ayer la responsable del Programa de Trasplante Intestinal del Ramón y Cajal, Yolanda Quijano.
En el largo proceso se han aplicado nuevas técnicas médicas, como la utilizada para reservar el espacio que iba a ocupar el intestino trasplantado: 'Cuando se extirpa el intestino, el cuerpo cierra la cavidad, que queda vacía en muy pocos días', explicaron los médicos. Para evitarlo, los cirujanos plásticos del Ramón y Cajal implantaron dos bolsas hinchables en la barriga de Miriam. Los rellenaban de suero fisiológico para que ocuparan el lugar donde tenían que colocar su nuevo intestino.
Quijano destacó que este trasplante era una 'quimera' hace sólo 10 años. 'Los enormes avances de la medicina en la prevención del rechazo de órganos trasplantados, en curar las infecciones o en las técnicas de cirugía lo han hecho posible', destacó la médico. Unos conocimientos que los médicos del Ramón y Cajal esperan poder ampliar y extender para que la intervención sea habitual en España. Ya lo es en los niños: en el vecino hospital de La Paz se han hecho cinco trasplantes intestinales infantiles en el último año.
Los médicos alertaron de la necesidad de aumentar las donaciones: hay otros tres pacientes adultos en espera en el Ramón y Cajal y cinco niños han muerto en La Paz esperando un intestino que nunca llegó.
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