_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Golpe letal

José Luis Ferris

Que treinta y una mujeres hayan sido asesinadas en lo que va de año por el hombre que les juró fidelidad y respeto, por aquél que, en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, les prometía una vida feliz, me parece una buena prueba de la inutilidad del sistema que nos ampara, de la ineficacia de las instituciones, las leyes, los jueces, los medios de seguridad y, lo que es peor: la muestra irrefutable de nuestro fracaso y nuestra supina inoperancia. Si aterra saber que la cifra de víctimas mortales del maltrato doméstico aumenta implacablemente año tras año, mucho más indigerible nos debe resultar la situación actual de miles de mujeres que son carne de vejaciones, represalias y potencial materia de degüello. Quiero decir que treinta y una muertes son muchas, o quizá no si las comparamos con la terrible legión de esposas y compañeras que en este momento viven o malviven bajo la amenaza de un canalla con tripas de acero y cerebro bloqueado al que se le va la mano con excesiva frecuencia.

La pelota está en nuestro propio tejado, pero sobre todo en la azotea de quienes nos gobiernan. Y el momento es ahora, hoy mismo, sin tardanza alguna, con la contundencia necesaria y con las medidas más implacables. Las denuncias no pueden seguir dormidas en el cajón de un juzgado. Hay que poner horizontes delante de cada mujer que quiera salir de su infierno, asegurarles esa subsistencia económica que tienen bien ganada. Y si para ello hay que echar de casa (por ley) al puerco que las destruye y recurrir al fondo de garantía estatal, a la Renta Activa de Inserción o a fondos reservados, que no se demore más el tema. Zaplana y el ministerio que preside tienen en su mano un asunto más candente y apremiante que el propio decretazo. Paliarlo con eficacia puede ser, más allá de las acusaciones de oportunismo, la mejor hazaña de su carrera política. Todo es cuestión de sensibilidad y de ganas de emplear la inteligencia. Mañana puede ser tarde para muchos, pero esencialmente para ellas, que, al menor descuido, encajan una puñalada, un golpe letal o un azote inflamable y corrosivo que les abrase la vida y las entrañas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_