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Reportaje:

De safari en El Maestrat

La Guardia Civil 'arresta' a 63 animales en un zoológico de Peñíscola por anomalías en la documentación

Uno podría llegar a pensar que se encuentra en un bosque caducifolio centroeuropeo o aupado a los riscos de un acantilado a no ser que la triste realidad de la N-340 le hubiera conducido al criadero de rapaces de la empresa Artehalcón, a escasos kilómetros de Peñíscola, en la comarca del Maestrat. Hasta 270 especies de aves rapaces, linces europeos y galápagos leprosos, todos protegidos por la legislación internacional, habitan sus instalaciones en jaulas o encadenados, aunque eso sí, 'limpios y en perfectas condiciones', según la secretaria de la empresa, Cristina París. Un panorama similar al de cualquier núcleo zoológico a no ser por la denuncia de la Guardia Civil, que ayer hizo público que ha intervenido 74 de estos animales, al detectar 'diversas infracciones a la normativa del Convenio Internacional de Especies Amenazadas de la Fauna y Flora Silvestres' (CITES), como la 'falsificación o carencia de la documentación que ampara a los animales' y la 'alteración de las anillas' de las rapaces. Entre los animales intervenidos por el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, 63 en Peñíscola y 11 rapaces en tres aeropuertos, se encuentran halcones como el peregrino, harris y sacre, hasta siete tipos de buhos, azores, cárabos, mochuelos, cuatro linces europeos y cinco galápagos leprosos. Especies amenazadas o muy amenazadas y en cualquier caso, protegidas. Según la denuncia de la Guardia Civil el centro también 'carece de licencia municipal de actividad y de autorización para la cría en cautividad de especies protegidas y para desarrollar dicha actividad'. Un extremo que negó ayer la secretaria de la empresa al aseverar que la documentación de los animales estaba en regla. Cristina París, quien se erigió en portavoz de la firma, no dudó en mostrar los animales, entre ellos, uno de los linces asido por el cuello con una cadena a un cable corredero que le permitía moverse con libertad, para certificar, a su juicio, la falsedad de la denuncia. Según afirmó, 'no se los han llevado', por lo que no podía hablarse de decomiso o intervención. La explicación, según fuentes de la Guardia Civil, está clara: 'los animales están mejor en el lugar de la infracción que en una casa cuartel' y es una 'práctica habitual' dejarlos en el mismo sitio, como en 'una situación de arresto domiciliario'.

La empresa Artehalcón no es nueva en el negocio. Nació como una asociación cultural 'dedicada al estudio y protección de las rapaces', asegura Cristina París, hace aproximadamente 10 años con el nombre de Torre del Rey. La asociación, fundada por quien todavía ostenta la gerencia de la empresa, Fernando Olmos Ros, 'obtuvo licencia para gestionar los jardines del castillo de Peñíscola'. Fue entonces cuando pasó a ser una entidad con ánimo de lucro, al instalar allí un refugio de rapaces que recibe del orden de 1.000 visitas diarias y cobra dos euros por entrada a los adultos. Después llegaría otro negocio más provechoso: Despejar los aeropuertos de pájaros utilizando rapaces para evitar accidentes. En 1997 logró la concesión de los aeródromos norte y sur de Tenerife y desde el año 2000 realiza este trabajo en las instalaciones aeroportuarias de Manises. La procedencia de estos trabajadores alados es 'perfectamente legal' según la empresa. Una circunstancia que no tiene en absoluto claro la Guardia Civil, que también ha decomisado diversos 'troqueles metálicos, anillas troqueladas, microchips y un inyector de microchips' y que incluso ha extraído sangre de algunos especímenes para determinar su edad a través de un estudio genético, debido a 'las dudas surgidas por la documentación presentada'. La benemérita también ha pedido a la policía alemana que compare las muestras con las de animales de aquel país, 'uno de los principales exportadores e importadores fraudulentos del mundo', según las mismas fuentes del cuerpo de seguridad, para determinar si los especímenes proceden del territorio teutón. El ADN puede ser la clave para descifrar el enigma del origen, ilegal o no, de los animales de este extraño safari peñiscolano, y quien sabe si incluso, puede devolverles la libertad.

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