Pesimismo

Los mercados de valores sufrieron ayer un severo castigo fruto de la inestabilidad de la actual coyuntura. El índice de actividad manufacturera de agosto en Estados Unidos, por debajo de las previsiones, contribuyó a deteriorar aun más el ambiente y la mayoría de los principales índices terminó la sesión con pérdidas superiores al 3%.

La proximidad del aniversario de los atentados del 11 de septiembre presta más dramatismo, si cabe, a la situación, sobre todo porque los índices caen a los niveles en que quedaron en aquellas fechas. Los mercados consiguieron entonces superar la crisis, pero las fantasías contables de algunos ejecutivos y las dudas sobre la recuperación económica han tenido para las bolsas unos efectos colaterales mucho mayores: el Dow Jones ha bajado en los seis últimos meses el 21% y ha arrastrado en su caída al conjunto de los mercados europeos, lastrados también por sus propios problemas.

El Ibex 35 perdió ayer el 3,14% y la Bolsa de Madrid el 2,79%, mientras que París bajaba el 4,47%, Londres el 3,60% y Francfort el 4,81% poco antes del cierre. La Bolsa de Nueva York también llegó a perder en algunos momentos más del 3% y mantenía a duras penas el nivel de los 8.400 puntos ante la posibilidad de que numerosas empresas revisen a la baja sus previsiones de beneficios. El 17 de septiembre de 2001 el Dow Jones estaba 500 puntos por encima de este nivel.

En el mercado español la situación ha cambiado radicalmente, pues si hace apenas 10 días se hablaba de consolidar precios, ahora, los mínimos anuales se ven tan cerca que lo único que preocupa es su solidez como posible soporte en el supuesto de que las cosas sigan por este camino. El dinero se refugió en el mercado secundario de deuda y la rentabilidad a 10 años cayó hasta el 4,61%, la cifra más baja del año. El Mercado Continuo negoció 1.339,84 millones de euros.