Los vecinos de Alicante atribuyen a la cementera la extraña acumulación de casos de cáncer
30 personas han fallecido en los últimos años en los barrios de Rabasa y Divina Pastora
Los vecinos de los barrios alicantinos de Rabasa y Divina Pastora viven atemorizados ante la 'plaga' de cáncer, que según dicen los residentes, azota con especial virulencia a este núcleo urbano, desde hace diez años. Más de 30 personas muertas y otras tantas afectadas engrosan la lista negra de personas tocadas por esta patología provocada, según los vecinos, por la cementera y la planta hormigonera próximas al lugar. Ahora dos informes técnicos confirman esta tesis y relacionan directamente este tipo de instalaciones con la aparición de casos de cáncer.
Dos informes recientes realizados por especialistas en medicina preventiva del sindicato CC OO y del Hospital de Dénia (Marina Alta) avalan las sospechas y temores de estos vecinos: la proximidad de fábricas de cementos a núcleos urbanos influye en la aparición de casos de cáncer entre la población y la predispone, además, a sufrir otras patologías, como la tuberculosis, coinciden en sus conclusiones ambos estudios.
El caso de Mari Carmen Bernabéu, de 59 años, es conmovedor. Mari Carmen, enferma de cáncer, vive desde hace 30 años en la calle Maestre San Juan de Rabasa. Sufrió hace tres años la pérdida de su hijo pequeño de 23 años, víctima de una leucemia. Mientras su hijo agonizaba en el Hospital de la Fe de Valencia, ella era intervenida de proceso cancerígeno en un pecho. Ahora, los médicos le han detectado, de nuevo, otros dos tumores en la vejiga. El único hijo que le queda tampoco se libró del cáncer. Fue operado de un tumor en los testículos, aunque, en este caso, resultó benigno.
El caso de la familia de Mari Carmen no es aislado. Los inquilinos del domicilio contiguo corrieron una suerte similar. Los dos miembros del matrimonio fueron víctimas del cáncer. A él, le realizaron una traqueotomía y su mujer está operada de un tumor de colon. Pero la desgracia mayor ocurrió hace unos años, cuando el hijo del matrimonio, entonces con 47 años, murió de la misma patología. Unos metros más allá, en el número 20, el matrimonio falleció, ambos como consecuencia de un cáncer. Ahora, una de las hijas, de unos treinta años, padece un pólipo.
Uno de los estudios, elaborado por la especialista en medicina preventiva y salud pública del Hospital de Dénia, Rosa Manrique, podría avalar y respaldar la tesis de los vecinos. Según sus conclusiones, el polvo de cemento es un factor de riesgo pulmonar, dado que contiene silicatos que tienen una cierta capacidad fibrogénica sobre el pulmón. Por lo tanto, los efectos producidos sobre la salud dependen, según la especialista, de la cantidad de polvo inhalado y acumulado. Rosa Manrique asevera, además, en su informe que el tiempo de aparición de las manifestaciones clínicas a causa de la inhalación de este polvo varían entre uno y veinte años. La experta ha realizado el estudio a petición de los vecinos de Beniarbeig (Marina Alta), que han iniciado una serie de movilizaciones contra la ubicación en la localidad de dos industrias cementeras.
En la misma línea apunta otro informe elaborado por CC OO. Según el documento, Guía sindical para el seguimiento y prevención de riesgos derivados de la concineración en cementeras, las emisiones de metales pesados, partículas, dioxinas y furanos generan unos efectos graves en la salud de las poblaciones vecinas. Entre los perjuicios, señalan el aumento de la mortalidad atribuida a cánceres hepáticos y presencia anómala de cromosomas dañados entre niños. Este documento remite a un trabajo de investigación realizado en Suecia en 1999, donde se constató un aumento de 3,5 veces de la probabilidad de mortalidad de cáncer de laringe entre los trabajadores de una incineradora.
Los vecinos de Rabasa, ajenos a ambos estudios científicos, insisten en su intuición personal: 'A mí no me quita nadie de la cabeza que el culpable de todo este daño es eso de ahí', dice Mari Carmen mientras señala con el dedo índice hacia la fábrica. 'Es un demonio, aquí estamos cayendo todos como pájaros. Quien no lo tenga que lo espere', vaticina.
Fuentes del grupo Cemex, empresa matriz de la hormigonera y de las dos cementeras, ubicadas en Alicante y Sant Vicent del Raspeig, niegan cualquier vinculación entre el cáncer y el hormigón o cemento. 'En los últimos 30 años, no ha habido ningún caso de cáncer entre nuestros trabajadores', aseguraron.
Fuentes de la Consejería de Sanidad indicaron, por su parte, que las conclusiones preliminares del estudio epidemiológico descartan también cualquier relación directa entre la instalación y la incidencia de la enfermedad. Sin embargo, muchas de las viviendas ubicadas en la calle Samaniego cuentan con varios miembros de una misma familia que padecen cáncer o murieron por este motivo. Hastas una decema de números entre el 11 y el 56 integran la lista negra de casas marcadas por el cáncer. 'Hay casos de personas muy raros. Gente joven, sana, con unos hábitos alimenticios y de vida saludables. ¿Cómo puede ser que haya tantas personas jóvenes afectadas por este mal?', se pregunta Ventura Fernández, vecino de la calle.
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