El falo del alcalde
Los alcaldes de las ciudades van a tener a su disposición todas las fuerzas de policía. Mirando hacia Álvarez del Manzano da pavor: pero la ley es para cuando llegue Ruiz-Gallardón, si gana a la candidata socialista. Todo se está preparando para él, incluyendo la ley por la cual podrá formar su lista de gobierno. Alberto cae bien, es un chico de unos 44 años, desciende del músico Albéniz; y de padre a hijo -o hija- se han trasmitido la afición musical y la espesura de las cejas. Son hirsutos. Para dirigir la policía en esta ciudad tiene una ventaja: no es policía. El actual jefe superior acaba de hacer una operación bárbara, como es tener cerradas durante horas estaciones del metro mientras sus guardias buscaban a dos cogoteros; y no los encontraron. Lo mismo da un jefe superior que un gobernador; los ha habido en Madrid y en otras ciudades que hoy serían considerados criminales de guerra. De éste que hay ahora yo no me fío lo que los chicos llaman 'un pelo'. Hay jueces, policías, autoridades, que si no tienen a mano un delincuente, lo hacen: le puede caer a cualquiera. Por eso escribo siempre con moderación y palabras suaves.
Lo interesante es que, una vez colocado Gallardón de presunto alcalde -la derecha está en baja-, se estén modificando las leyes para que sea 'el alcalde'. Es decir, el modelo del régimen. Como antes: la vara es como el cetro: Freud lo vería un símbolo fálico, pero podría decirse que el falo se ha convertido en símbolo de arma, aunque ahora se afloje algo. El alcalde decía 'ordeno y mando', una redundancia para doblar el miedo, al empezar sus bandos; de donde viene 'bandido' o señalado por el bando, o 'forajido', 'fora exido', salido fuera de las órdenes del bando. Franco les hizo jefes locales del Movimiento: no era nada pero les daba hasta pistola al cinto. Repito que a mí Alberto me parece simpático y, como él me dijo, 'no encontrarás a nadie más a la izquierda en mi partido'; y es probable que haya gente mucho más a su derecha en el Partido Socialista. De todas formas, no le votaré. Primero, porque no voto nunca por razones morales y filosóficas: tengo ideología abstencionista. Segundo, porque si lo hiciera votaría a la chica socialista: a la derecha oficial, nunca. Tengo prejuicios, y Ortega dijo que sólo el mono se situaba ante algo sin prejuicios (más tarde rectificó, pero no me interesa: tengo prejuicios). (Cogoteros: agarran por el cogote al que saca dinero del banco y, como es natural, se lo quitan).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.