La poesía inunda el palacio de la Magdalena
Que los poetas han hecho siempre ruido es cosa sabida. Y que lo siguen haciendo se ha probado con creces esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), de Santander. Al curso Realidades y deseos de Luis Cernuda, dirigido por Luis García Montero, que ha contado con 70 alumnos, se han unido otros creadores como Felipe Benítez Reyes o Luis Muñoz, que protagonizaron el jueves por la noche una velada poética multitudinaria -con cerca de 150 personas- pero cercana y muy viva, presentada por Domingo Sánchez Mesa.
Muñoz leyó partes de sus poemarios El apetito y Correspondencias, además de piezas inéditas que no sabe si verán la luz: 'Las lecturas sirven para comprobar si algunos poemas funcionan o no', dice. Son un examen. Benítez Reyes le da la razón. Éste leyó piezas de El equipaje abierto y Escaparate de venenos y cree en la vitalidad de la poesía actual por su eclecticismo: 'Se hace lo que se cree que debe hacerse y sin complejos', comenta.
Fue un ejemplo de la fuerza viva de la poesía, lo mismo que la reacción de los alumnos del curso sobre Cernuda, cuya ansia de participación ha sorprendido a García Montero. Incluso se han montado lecturas espontáneas en las sesiones que han dejado tan perplejo como optimista al poeta granadino. 'Es la prueba de que Cernuda se ha convertido en el paradigma del poeta contemporáneo', declara García Montero tras relatar como sus alumnos echaban mano y memoria de los versos de Los placeres prohibidos o Desolación de la quimera para resucitar al poeta.
Fue precisamente la voz metálica y firme del sevillano, grabada en los años cincuenta en su exilio en EE UU la que cerró ayer el curso. Cernuda lanzaba en ella los versos de Un contemporáneo, poema de su reafirmación contra el mundo, de su rebeldía lejana e irrenunciable, que resonó ayer a reencuentro y a memoria y puso fin a una semana de poesía en la UIMP.
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