La evasión de La Santé se suma a las de Mobutu y Txapu
La rocambolesca fuga de Ismael Berasategi Escudero es la primera que un miembro de ETA logra culminar en una prisión de Francia y la segunda con éxito que ejecuta la banda desde 1985, tras la organizada por el hoy jefe político de los terroristas, Mikel Albisu Iriarte, Mikel Antza. No obstante, en los últimos dos meses de 2000 los etarras Félix Alberto López de Lacalle, Mobutu, y Faustino Villanueva Herrera, Txapu, pusieron pies en polvorosa tras violar el confinamiento forzoso al que les habían sometido las autoridades francesas mientras se resolvían sus expedientes de expulsión.
Ismael y su hermano José Antonio, dos años mayor que él, posiblemente se inspiraron para planear el cambiazo en otro descubierto en julio en la prisión alemana de Zweibrücken. Una mujer de 33 años cumplió, sin que nadie lo descubriese, 10 meses de presidio en lugar de su hermana, de 37, una madre de cuatro hijos que fue condenada por estafa y por el impago de una multa a 31 meses.
La evasión de La Santé se añade a la de otros dos etarras que abandonaron las residencias en las que estaban siendo vigilados. Mobutu, ex número dos de ETA, se largó el 13 de noviembre de 2000 de un hotel de Aubusson, en el centro del país, con el cinematográfico método de descolgarse desde una ventana con una cuerda fabricada con sábanas. Mes y medio después, el 28 de diciembre, se descubrió que Txapu, ex responsable de acogida y seguridad de la banda, se había escapado de un piso de Vic-sur-Cère.
Huidas históricas
Pero la última fuga de una prisión -intentos frustrados ha habido muchos; el último, el de Igor Solana, en Nanclares de Oca (Álava), el 18 de enero de 2001- fue la que planeó y ejecutó Mikel Antza. El 7 de julio de 1985, el actual jefe político de la organización y entonces crítico y autor teatral sacó de la prisión donostiarra de Martutene a los etarras Iñaki Picabea Burunza y Joseba Sarrionaindia.
Antza les ocultó en unas cajas acústicas utilizadas para una actuación del cantante Imanol y se marchó por la puerta conduciendo una furgoneta de alquiler.
ETA llegó incluso a crear un comando especializado en fugas, que nunca llegó a funcionar, para intentar emular la más espectacular evasión de terroristas de la banda. En la primavera de 1976, 29 reclusos (todos menos cinco de la hoy disuelta ETA político-militar) se escaparon de la prisión de Segovia tras excavar un túnel que conectaron con el alcantarillado. Imanol Uribe reflejó la historia en un filme de 1981 titulado Segoviaren ihesa (La fuga de Segovia).
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