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Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

LUCÍA LACARRA, EL PASO FIRME DE UNA BAILARINA 'EXILIADA'

La artista, que actúa hoy y mañana en Santander, se incorpora el lunes al ballet de la Ópera de Múnich

Jesús Ruiz Mantilla

Se mueve, se mueve, se mueve... Lucía Lacarra se fue de casa a los 14 años y por ahí sigue. Concretamente, hoy y mañana en Santander, donde bailará como artista invitada junto a su pareja, Cyril Pierre, y el Ballet de Víctor Ullate, compañía en la que empezó y que abandonó con 18 años para conquistar el mundo. Primero junto al ballet de Roland Petit, en Marsella; después, durante cinco años, como primera bailarina del San Francisco Ballet, y a partir del lunes, como estrella del de la Ópera de Múnich. 'Necesitaba un cambio, volver a Europa, donde se aprecia más la danza desde el punto de vista artístico que técnico y, además, te cuidan mejor', afirma.

Nació en Zumaia (Guipuzcoa), se formó en San Sebastián y Madrid, con Mentxu Medel primero y Ullate después. Estos días se reencuentra con su maestro como artista invitada e interpretará un paso a dos de La dama de las camelias, la pieza Light Rain y el Adagio para cuerda, de Samuel Barber, una de las coreografías que más éxito le han proporcionado en su carrera a esta artista que anda hincando fuerte los zapatones negros que calza. 'Unas piezas son más líricas, y Light Rain, que se creó con la inspiración de una bailarina del vientre, es más acrobática', dice.

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Empieza a hablar y es como un ciclón que revolotea por la vida, el baile y la filosofía. Lo último, su experiencia americana. 'He aprendido mucho, me alegro de haberme ido allí a probar. Ha sido muy duro, tienen una mentalidad diferente, cada uno se cuece lo suyo, no puedes esperar que te ayuden y hay una competencia terrible'.

A ella le va la marcha y se acerca a la dureza y a la disciplina: 'No busco la comodidad y prefiero las cosas como vienen, no soñar, ni esperar, ni rezar para que me pase algo. Nunca me forjé un ideal porque eso suponía estar sentada pensando, y el futuro hay que buscarlo', apunta.

Pero la presión cansa y ahora viene a su continente tentada por algún gramo más de cercanía y mimos.

También para ahondar en repertorios largos y desarrollar la faceta teatral de la danza. 'Ahora tendré la oportunidad de desarrollar los personajes en ballets largos, de tres horas, no en piezas de media hora'. Concretamente ha elegido ir a la ópera de Múnich por el repertorio. 'Es impresionante, este año haremos Raimonda, El lago de los cisnes, La fierecilla domada y El sueño de una noche de verano, por ejemplo', cuenta con entusiasmo.

Los programas han pesado más en su decisión que otras cosas. 'Eso es fundamental y no las compañías por el nombre o los que la dirigen'.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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