El Ayuntamiento reparará la estructura de una casa 'okupada' sin desalojarla
Urbanismo aclara que no entra en quién tiene la propiedad del inmueble que será reparado
Las estructuras de la casa okupada por mujeres, La Eskalera Karakola, situada en una antigua panadería del siglo XIX en la calle de Embajadores, 40, serán reforzadas por Gerencia de Urbanismo para garantizar la seguridad del edificio. Esta insólita actuación sobre un edificio okupado se debe a que el inmueble cuenta con 'protección estructural' por lo que el Ayuntamiento está llamado a actuar en caso de que haya riesgo de derrumbe y los propietarios no se hagan cargo de las obras. Las reparaciones serán acometidas por las autoridades municipales en 'ejecución sustitutoria', ya que los propietarios 'no aparecen', dice la normativa.
Las okupantes del edificio, que desde 1996 funciona como un centro social, donde se organizan talleres, conferencias y encuentros entre mujeres, no serán desalojadas. Las integrantes de la Eskalera Karakola, ninguna de las cuales habita en el inmueble, controlarán el acceso de los operarios a la finca ya que mantendrán en su poder las llaves de la casa. Sin embargo, el Ayuntamiento no las reconoce como interlocutoras y mandará toda la información relativa al comienzo y desarrollo de las obras a la Asociación de Vecinos La Corrala. 'Nosotros no entramos ni salimos en lo referente a la propiedad del edificio. Nuestro objetivo es garantizar la seguridad del inmueble', explica un portavoz de la Gerencia de Urbanismo. En los seis años transcurridos desde la puesta en marcha del proyecto de la Eskalera Karakola, nunca ha habido una denuncia por parte de los vecinos o de los propietarios contra la okupación. La casa, que llevaba más de 20 años abandonada antes de ser okupada, fue parcialmente rehabilitada por las okupantes en 1999 para evitar el derrumbe y acondicionar algunos espacios. Sin embargo, el pasado mes de noviembre el muro de la calle de Embajadores empezó a ceder.
Las mujeres decidieron llamar a los bomberos, que apuntalaron la zona afectada y remitieron un informe sobre su actuación a Urbanismo. El 31 de julio los técnicos inspeccionaron la finca y tras una reunión con las okupantes acordaron realizar las obras.
Los muros de la antigua panadería del siglo XIX serán reforzados y los escombros de la parte posterior de la finca, -un añadido posterior a la construcción del inmueble-, retirados. Urbanismo acometerá estas obras a principio de otoño 'para garantizar la seguridad del edificio' que cuenta con protección estructural. Pero el afianzamiento de estas paredes significa además la supervivencia del proyecto pionero que un grupo de 20 mujeres puso en marcha hace seis años. 'Un centro social pensado por, para y entre mujeres, al que los hombres tienen el acceso restringido', explica Carmen, una de las integrantes de esta iniciativa feminista. Se trata de un espacio en el que poder reunirse, informarse, compartir una taza té, asistir a una conferencia, participar en un taller de fotografía o disfrutar de una sesión de cine fórum. Esta iniciativa arrancó en noviembre de 1996. 'Se trataba de crear un centro participativo y feminista, por eso nunca nadie ha vivido en la casa', puntualiza Maggie una joven norteamericana que forma parte del proyecto.
Desde entonces han sido muchas y muy variadas las iniciativas desarrolladas por este colectivo desde el corazón del barrio de Lavapiés. Desde su apertura, muchas mujeres, de edades comprendidas entre los 18 y los 40 años, han participado en los talleres de informática, visitado el centro de lectura y estudio, o apoyado alguna de las campañas promovidas por la Eskalera Karakola, como las concentraciones organizadas este invierno en el barrio bajo el lema 'La calle y la noche también son nuestras'. Las actividades organizadas 'pretenden promover el encuentro y la participación política de las mujeres', aclara Carmen.
Iniciativas
Las iniciativas aúnan en muchos casos la dimensión local, -referida al barrio y a la ciudad-, con una dimensión internacional. Tal fue el caso del campo de trabajo organizado en el verano de 1999 para acondicionar parte del inmueble y evitar su derrumbe. Mujeres de 17 países ayudaron a apuntalar muros, pintar vigas o revisar la instalación eléctrica bajo la supervisión de un grupo de arquitectas. 'Los técnicos de gerencia de Urbanismo que han visitado la casa nos felicitaron por las obras que realizamos entonces y aseguraron que si no las hubiéramos llevado a cabo la casa se habría caído', explica Maggie. Vinculada al conjunto de asociaciones vecinales y sociales que integran la Red de Lavapiés, esta okupación nunca ha sido denunciada por vecinos ni propietarios. El pasado invierno las okupantes alertadas porque uno de los muros se empezaba a mover llamaron a los bomberos, que apuntalaron la parte afectada y remitieron un informe a Gerencia de Urbanismo. Los técnicos, tras visitar la finca, acordaron realizar las obras de afianzamiento 'por ejecución sustitutoria ya que los propietarios no aparecen'. 'Nosotros no entramos en si son propietarias o no', señalan.
'Se trata de un logro histórico', proclaman las mujeres. 'Pero todavía nos queda mucha lucha. Nuestro proyecto esta inspirado en la casa de Donne de Roma que empezó como una okupación en los años sesenta'.
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