'La comida siempre gana al sexo'
Wylie Vale es director del laboratorio de Biología de Péptidos del Institute Salk (California) y una de las autoridades mundiales en los mecanismos de regulación hormonal, incluida la dinámica de la reproducción. Autor, junto a Roger Guillemin, de los descubrimientos de hormonas peptídicas en el cerebro que merecieron el premio Nobel de medicina en 1977.
Pregunta. ¿Para qué el sexo?
Respuesta. La respuesta biológica es que proporciona una ventaja competitiva a la mayoría de las especies en la mayoría de los nichos ecológicos, permitiendo una evolución rápida y manteniendo al mismo tiempo una gran variabilidad de genes, listos para ser utilizados cuando resulten adaptativos.
P. ¿Cuáles son las bases genéticas y hormonales más importantes para la determinación sexual en humanos?
R. El cromosoma Y, con todas las proteínas que codifica, determina el sexo en humanos. En cuanto a la orientación, los esteroides sexuales modifican en los adultos la intensidad de la motivación, no de la orientación. Pero pueden ser importantes para determinar la orientación durante las fases críticas del desarrollo, que parece que ocurre en el útero.
P. El sexo, la comida, ¿cuál es la conexión hormonal entre ellos?
R. La comida siempre gana al sexo. A medida que el peso corporal, la grasa, se reduce a niveles por debajo de lo que puede mantener el hipotálamo, el deseo sexual y la fertilidad se reducen. Por otro lado, si el peso aumenta [bromea], entonces es más difícil encontrar pareja.
P. El sistema neuroendocrino regula y coordina el sexo, la alimentación, el instinto de supervivencia y el de lucha. ¿Cómo lo logra?
R. El sistema neuroendocrino del hipotálamo [un área del cerebro] comprende numerosas clases de células y una gran diversidad de señales químicas. Las funciones clave, como la regulación de la alimentación, presentan una redundancia considerable, con docenas de transmisores y hormonas que estimulan, y muchas más que suprimen el apetito. El uso combinado de estas señales múltiples permite elegir con precisión las respuestas.
Los indicadores del estado del cuerpo con respecto a posibles amenazas, al estrés, la temperatura ambiente, la disponibilidad de un refugio, la sobrepoblación, las oportunidades para el apareamiento, etcétera producirán un impacto en cualquiera de estas funciones. En vez de establecer en todo momento un único nivel de homeostasis [equilibrio] para cualquier parámetro, las circunstancias pueden provocar otro punto de equilibrio que podría tener consecuencias patológicas.
Por ejemplo, el estrés crónico, especialmente en neonatos e incluso en fetos, puede dar lugar a un estado de mayor activación hormonal y comportamiento alerta que, se presume, producirán más tarde, en la vida del individuo, desórdenes psíquicos.
P. Ciertos tipos de infertilidad están asociados claramente a alteraciones endocrinas, ¿y el comportamiento sexual?
R. El comportamiento sexual declina con la pérdida de esteroides sexuales. Si no, ¿para qué castrar a los guardas de un harén? En general hay una correlación pequeña entre esteroides sexuales y comportamiento sexual humano, especialmente evidente con niveles muy bajos de hormonas. Pero existe una variabilidad individual muy grande (algunos castrati fueron famosos por ser zorros en el gallinero). En nuestra especie, cuando hay niveles bajos de esteroides sexuales, parece que hay otros factores que dominan el apetito sexual.
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