Un buen hombre y un buen policía
Mi condición de reportero de sucesos me permite tener el privilegio de conocer a un buen número de funcionarios de policía.
Yo conocía a Salva y, como muchos de sus compañeros de los grupos V y VI de la brigada, era un magnífico policía y, sobre todo, un buen hombre. Como Carmen, Isabel, Alberto, Tito, Maribel, Emilio, Dioni y todos sus compañeros de la Sección de Homicidios, dedicados a tratar de expulsar de nuestra sociedad a quienes más daño la hacen.
En ese empeño dan muchas horas de trabajo y, como hemos podido comprobar, a veces dan su vida.
No le demos más vueltas: el único culpable de la muerte de Salva es el tipo que le disparó y el propio Salva, empeñado en encarcelar al hombre que mató a un camarero ecuatoriano, a dos gitanos y a un colombiano. Empeñado en hacer su trabajo.
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