Centenares de muertos y miles de damnificados en el sur de Asia
El sureste asiático es el área que más duramente está sufriendo los trastornos climáticos que también azotan estos días otras zonas del planeta. En India, Nepal y Bangladesh, las inundaciones y deslizamientos de tierra han causado al menos 800 muertos. Además, miles de personas han perdido sus hogares como consecuencia de las lluvias monzónicas, que han roto diques fluviales y ocasionado corrimientos del terreno.
Las trombas de agua, que este año se han retrasado más de un mes, tampoco podrán compensar los efectos negativos de la sequía, la más grave de los últimos 15 años. Durante el pasado mes de julio, la ausencia de lluvias había asolado amplias zonas de esta región asiática, cuya población depende en un alto porcentaje de la agricultura.
Las lluvias torrenciales de estos días han dejado también víctimas en otras muchas zonas del mundo. En el norte de Irán, las inundaciones han causado la muerte de al menos 35 personas y la desaparición de una treintena. Estas pérdidas han encolerizado al presidente del país, Mohamed Jatamí, quien, según la televisión iraní, ha responsabilizado a las autoridades locales por su falta de previsión.
En Filipinas, la tormenta tropical que desde el martes golpea el país ha dejado 22 muertos y 4 desaparecidos. En China, un reciente desprendimiento de tierra en el sureste del país se ha cobrado las últimas vidas (33 personas según fuentes no oficiales) de un verano en el que las inundaciones han elevado la cifra de víctimas a 900, un número afortunadamente menor que las 4.000 personas que perdieron la vida durante las inundaciones de 1998.
62 muertos en Rusia
Rusia o Corea del Sur son otros países que en los pasados días han tenido que hacer frente a las trágicas consecuencias del cambio climático. En Corea se han contabilizado 14 muertos. El número de víctimas mortales en la costa rusa del mar Negro ascendía ayer a 62 personas, una cifra que incluye tanto a las víctimas de las inundaciones como a personas atrapadas por aludes y enterradas bajo las ruinas de sus casas derrumbadas por las aguas, según precisó un portavoz oficial. Además, hay 15 personas desaparecidas, que podrían ser más, dado que varios cámpings de la zona fueron arrastrados al mar. En ellos se alojaban unos 400 turistas.
Los servicios meteorológicos rusos mantienen la alerta ante la cercanía de otra tormenta acompañada de fuertes tornados, y crece la preocupación ante un posible desbordamiento de dos embalses cerca del puerto de Novorossiisk.
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