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Reportaje:

¿Quién cuida de los abuelos?

La falta de atención sociosanitaria coloca en situación de riesgo a los ancianos que viven solos

Soledad Alcaide

Cada verano, las grandes ciudades parecen estar más llenas de ancianos que nunca. Al atardecer, los mayores ocupan los bancos de las aceras y parques y, con ellos, se extiende la idea de que, un año más, los españoles han abandonado a los abuelos, para marcharse de vacaciones.

Una sensación que automáticamente se convierte en convencimiento, cuando, como ha ocurrido esta semana en Madrid, se produce escalonadamente la muerte de cuatro ancianos, solos en sus casas, cuyos cadáveres fueron descubiertos por los servicios de urgencia del Samur tras las llamadas de vecinos y familiares que no podían contactar con ellos. Cuatro muertes que engrosan una lista de 64 ancianos que fallecieron solos, sin ayuda, en lo que va de año en la capital.

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Pero los geriatras españoles opinan que es una sensación falsa. 'No es cierto que a los mayores se les abandone en verano', sostiene Isidoro Ruipérez, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). 'Hay ancianos que precisamente en vacaciones están más apoyados por los hijos, que tienen más tiempo para estar con ellos. Y, aunque se dice que los dejan en urgencias, ni siquiera se ha demostrado científicamente que acudan más a estos servicios. Los ancianos que van son por causa justificada'.

José Manuel Reuss, de la Federación Nacional de Médicos de Residencias, apoya su teoría. 'Frente a esa imagen catastrofista, la realidad es que nuestros ancianos llegan muy bien a los 75 o los 85 años, y que muchos hacen normalmente su vida y sus vacaciones, solos o en familia. El resto es una minoría, eminentemente dependiente y a los que habría que prestar un apoyo que continúa siendo insuficiente. Si hubiera una ayuda a domicilio desarrollada, o más teleasistencia, ni siquiera se necesitaría el ingreso enresidencias'. Y, además, sería más fácil evitar las muertes.

Lo que sí ocurre es que con el despoblamiento de las grandes ciudades en verano -la mayoría de los ancianos españoles vive en ellas- empeora la situación de riesgo que ya tienen los mayores que viven solos y que no toman vacaciones, porque se quedan sin los vecinos o familiares que podrían detectar si les sucede algo.

De los seis millones y medio de mayores de 65 años que el Instituto de Migraciones y Servicios Sociales (Imserso) contabiliza en España, apenas un millón viven solos, según el cálculo que realizó hace dos años ese organismo en el informe Las personas mayores en España. Personas 'mayoritariamente obligadas por las circunstancias', asegura, entre otras cosas, porque un 30% de quienes viven solos no tiene hijos.

'La que tenía que cuidarme se murió'. Joaquina Barrio se mira sus manos de 89 años y cuenta cómo la vida la ha empujado a ser parte de las estadísticas. 'No tengo más remedio, ¿sabe? Mi hija murió, mis nietos tienen su familia... Ni podrían tenerme ni yo quiero vivir con ellos. Que vengan a casa cuando quieran. Y vienen, sobre todo en invierno. Me traen a sus hijos y me dan mucha alegría. Es que siempre me ha gustado ser independiente, ¿sabe? Tengo mi pensión y la casa es mía. Yo hago mis cuentas, y así vivo'.

Porque vivir solo no es el problema. 'Es su opción personal y es excelente', opina Isidoro Ruipérez, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). 'No hay que confundir estar solo con la soledad. Hay personas en residencias que se sienten más solas. Y, sin embargo, hay mucho alarmismo injustificado, porque se cree que a quienes viven solos les han abandonado. Y no. Pero es cierto que viven con cierto riesgo. Lo que ocurre es que hay que ofrecerles otros recursos añadidos, porque es una opción de vida que sólo funciona con ayuda social, y en España todavía estamos cojos en este sentido'.

Se refiere sobre todo a ayudas desde la Administración, porque los mayores que viven solos cuentan frecuentemente con una red familiar o de vecinos, que están en contacto, pero que no pueden estar pendientes todo el día. 'No nos damos cuenta, pero España es un país privilegiado respecto a otros del entorno europeo, por lo mucho que las familias se interesan por los ancianos. Pero eso no durará', dice Ruipérez.

Para esas situaciones en las que el riesgo es mayor se crearon las plazas de teleasistencia -en 1998 había en España 24.209 plazas, según el Imserso, que no ha vuelto a hacer un recuento nacional; aunque sólo la Comunidad de Madrid cuenta este año con 16.000-, en las que se facilita una conexión telefónica del anciano al servicio de emergencia; o las ayudas domiciliarias, que ofrecen un par de horas de ayuda en el hogar.

La queja de los médicos de que esta atención sociosanitaria es insuficiente ya la denunció el Defensor del Pueblo hace dos años en su informe La atención sociosanitaria en España: 'Las necesidades actuales de cuidados de larga duración desbordan incluso ya hoy la capacidad de la familia. Los servicios sociales son claramente insuficientes y el sistema sanitario no puede asumir muchos de los cuidados prolongados'.

Lo que sucede es que, mientras España se ha homologado muy rápidamente a los países europeos en cuanto a mentalidad, valores sociales y configuración de la familia, en la práctica los medios económicos que se han aportado para hacer efectiva esa equiparación están muy atrás. Y las diferencias con los países europeos se han hecho enormes.

Sólo un 3% de la población mayor de 65 años tiene plaza en una residencia, mientras que los indicadores de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) sitúan la media de los países europeos en un 5%, según apunta el presidente de la SEGG. Y lo peor es que la descentralización de competencias en las comunidades autónomas ha alejado las prestaciones en unas y otras. En Cataluña hay, por ejemplo, 43.945 plazas de residencia, mientras que en Madrid son 12.000.

'La equidad es una quimera', apunta Reuss. 'Es enorme la distancia de comunidades como Cataluña con otras como el País Vasco o Andalucía. A veces las diferencias se dan incluso entre provincias. Y es triste que todo dependa del bolsillo de la persona mayor, porque, al fin y al cabo, estamos hablando de derechos fundamentales como el de tener una atención adecuada'.

Muchas situaciones se resuelven gracias a los voluntarios. Organizaciones como Amics de la Gent Grand, en Barcelona, o Solidarios para el Desarrollo ofrecen horas de ayuda a las personas mayores. María Delgado es una estudiante que acompaña este verano a una mujer mayor con una enfermedad degenerativa: 'Ella se apaña sola en casa, pero se siente insegura. Mi labor consiste en ayudarla, cargarle el peso, acompañarla al médico o a hacer gestiones y, más que nada, hacerle compañía'. Un remedio contra la soledad cada vez más escaso entre los ancianos.

Una anciana que forma parte del millón de españoles mayores que viven solos, el viernes pasado en su casa.
Una anciana que forma parte del millón de españoles mayores que viven solos, el viernes pasado en su casa.SANTI BURGOS

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Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 

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