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Entrevista:Santiago Eraso

'La cultura se ha mercantilizado, pero el arte aún tiene sentido'

Uno podía encontrarse con un concierto de rock en el Zulo de Lasarte, y aquello era Arteleku; escuchar un ciclo de conferencias y programas de vídeo en el HikAteneo bilbaíno y seguíamos en Arteleku; transitar los espacios en la red, sin dejar de salir de Arteleku en ningún momento'. Hace poco, el escritor Gabriel Villota definía así Arteleku, la llamada 'cocina del arte en el País Vasco' que ha emprendido desde el 21 de junio una nueva etapa con la ampliación de sus instalaciones a cargo del equipo de arquitectos BGM.

La piel del camaleónico Arteleku recuerda a la de los dos cubos proyectados por Rafael Moneo (el Kursaal) y su situación 'geoestratégica' es singular; rodeado por tres 'poderes fácticos' -un convento de clausura, el cuartel del Ejército de Loiola y la prisión de Martutene- parece el habitáculo de un aeronauta que ha de enfrentarse a las terribles Forquíadas. 'Son tres edificios introvertidos, como lo era también Arteleku. Pero ahora nosotros hemos roto el hermetismo', explica su director Santiago Eraso (Tolosa, 1955). Eraso llegó a San Sebastián avalado por una impecable gestión en el departamento de cultura de Tolosa. Comenzó como bibliotecario del pueblo, y asegura que ha puesto tanta pasión en los anaqueles como dirigiendo los talleres y los proyectos de Arteleku e el que ha querido desdibujar las clasificaciones rígidas y académicas del arte. En el acto inaugural se colgó de la fachada una pancarta ideada por Mikel Loubeli, con la frase 'Malos tiempos'.

'Me preguntaba qué sentido tenía mantener un edificio si muchos artistas trabajaban ya en formatos digitales'

PREGUNTA. ¿Tan malos son?

RESPUESTA. La frase tiene muchas lecturas. Creo que es imprescindible pensar nuestro trabajo en clave de moratoria, de tiempo aplazado, para diferenciarlo del que hace otro agente productor de la sociedad posindustrial, que organiza su tiempo en función de la rentabilidad inmediata que se le exige a sus productos. Desde el principio, mi preocupación en este centro ha sido que se crearan tensiones en la sociedad, entre los individuos capaces de estructurar esos antagonismos en torno a acuerdos y leyes que fortalezcan el entramado democrático. Chantal Mouffe dice que la democracia se construye articulando identidades diferenciadas, adversarios, discrepancias y conflictos. El nuevo Arteleku responde a ese espíritu, en la nueva sociedad del conocimiento, el centro se plantea como una oportunidad para modificar modelos organizativos anacrónicos, estructurarse como un mapa de conexiones reales capaz de procesar de otra manera el conocimiento. Son malos tiempos porque la diversidad de prácticas culturales está seriamente amenazada por la mercantilización de la cultura. La comercialización del turismo, los parques, las ciudades temáticas, el deporte, la música y el cine están en el punto de mira de las grandes empresas. A pesar de todo ello, creo que el arte tiene todavía sentido, y nuestra obligación es crear nuevas estrategias.

P. ¿Es posible que Arteleku vaya más allá de quien lo ha hecho posible?, ¿en qué medida cree que está demasiado ligado a su persona?

R. Creo en los proyectos personales y éste lo es. Pero soy una persona con muchos agujeros, me entran y me salen cosas. Pero déjeme decirle que el nuevo Arteleku es fruto de una crisis de identidad. Yo me hacía amigo de los artistas, compartía sus vivencias, me apasionaba con ellos. Llegué a confundir los límites entre lo público y lo privado. Llevé tan al extremo mis afectos que quedaron un poco tocados. Empecé a preguntarme qué sentido tenía mantener un edificio cuando muchos artistas trabajaban ya en formatos digitales y viajaban cada vez más. El nomadismo, la internacionalización de los discursos, el hecho de que la información se producía de otra manera, que cada vez más la pintura y la escultura estaban dejando paso a otros formatos..., todo esto me hizo repensar Arteleku. Evidentemente yo un día me iré y los proyectos se seguirán haciendo.

P. Precisamente pintura y escultura están muy ligados al arte tradicional de Euskadi. ¿Me está diciendo que la idea original de Arteleku ya no tiene sentido?

R. El problema es que hoy todo está tan estetizado que es difícil determinar qué es arte y qué no es. Si el arte pensó que tenía el monopolio de la belleza, se equivocó. Yo antes creía que en el arte había unos valores eternos que nunca cambiaban y de repente me di cuenta de que esto no era así. Ahora estamos volviendo a reinvertir en ellos. Por ejemplo, tenemos un taller de piedra, hierro y madera. No queremos renunciar a la historia de la producción plástica tradicional.

P. ¿Cómo espera 'blindarse' de los nuevos modelos de cultura empresarial?

R. Desde aquí podemos desarrollar nuevas estrategias. Desgraciadamente, los partidos políticos ven más a sus votantes como consumidores que como ciudadanos. Es la mercantilización de la política, a la vez instrumentalizada por las empresas. Hay una conexión cada vez mayor entre visualidad-publicidad-televisión y democracia. Nani Moretti ha dicho que la suma de ambas perversiones en la política y en la cultura se manifiesta en la figura de Berlusconi.

P. Usted siempre ha presumido de su independencia: aunque este centro nació desde una concepción política, nunca se le pidió filiación.

R. Soy una persona políticamente ferviente, creo en los proyectos, y si éstos se desvirtúan, no tengo problema en irme. El PNV nunca me ha pedido el carnet, no soy nacionalista, pero trabajo para ellos, siempre ha habido un diálogo muy afortunado y eso me ha permitido un margen de maniobra absoluta. No creo en la neutralidad de la vida, como no creo en la neutralidad de la ciencia ni del arte. Institucional y políticamente, Arteleku le repercute a la Diputación de Guipúzcoa muy positivamente y a mí como técnico me ha permitido sacar adelante un proyecto hecho desde la máxima autonomía. Insisto, todo lo que nazca en Arteleku tendrá un sentido. Nos podemos equivocar, pero habrá valido la pena.

La nueva vida de Arteleku

ARTELEKU nació hace 15 años y, desde el principio, Santiago Eraso, su director, lo concibió a semejanza de las antiguas facultades de Bellas Artes. Por allí pasaron artistas como Txomin Badiola, Francesc Torres, Juan Luis Moraza, Ángel Bados, Muntadas, Corinne Desirens, Pepe Espaliu, Juan Muñoz... 'Con el tiempo quise desdibujar las posibles clasificaciones rígidas y académicas del arte y mantenernos de un modo activo en las fisuras y los márgenes', explica Eraso. 'Arteleku quiere ser un nudo de entrada y salida de ideas, será menos fabril y más comunicativo y reflexivo, más permeable y crítico. La ampliación (5.000 metros cuadrados) era necesaria. El mundo cada vez más globalizado y la sociedad de la información nos han hecho repensar el centro'. Para la ampliación de Arteleku se han habilitado tres nuevos pabellones en el patio trasero del edificio que servirán de talleres -de trabajo con la piedra, la madera y el hierro, de litografía y serigrafía- y una 'plaza pública' que ahora ocupa un jardín diseñado por Íñigo Segurola. Los diferentes espacios de la planta baja están conectados visualmente por divisiones acristaladas con la biblioteca (20.000 volúmenes además de los fondos donados por Pepe Espaliú), la mediateca, talleres multimedia, un plató multifuncional y una sala de exposiciones.

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