El Consejo Nuclear acusa a algunos de sus empleados de 'tergiversar la realidad'

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) negó ayer que exista ninguna crisis en este organismo y ha acusado a algunos políticos y personas del Consejo de 'tergiversar la realidad'. En la misma comunicación, el Consejo pone de manifiesto que en política 'pueden utilizarse todos los instrumentos que cada uno desee', pero reclama respeto hacia las garantías de trabajo que la seguridad de las instalaciones radiactivas y nucleares requieren.

El CSN sale así al paso de las críticas que durante los últimos días han hecho los dirigentes políticos de los grupos de la oposición y los secretarios generales de UGT y CC OO, Cándido Méndez y José María Fidalgo, que han instado a los grupos parlamentarios a promover la sustitución de la presidenta del Consejo, María Teresa Estevan Bolea. También el PSOE ha pedido su cese.

Los problemas en el seno del Consejo comenzaron el 25 de abril, cuando un grupo de activistas de Greenpeace burló los controles de la central de Zorita y colocar una pancarta en la cúpula del reactor. El 13 de junio un equipo de Guardias Civiles, en un simulacro, se introdujo en la planta nuclear de Trillo. Esta operación reveló numerosos problemas de seguridad física, hecho que ocultó el Consejo de Seguridad Nuclear. La publicación de los informes que revelaban estas deficiencias abrió una crisis en el consejo entre Estevan Bolea y los dos representantes designados a propuesta socialista, que retiraron su apoyo a la presidenta.

El Consejo afirma que la crisis 'existe sólo en la mente de algunos políticos y de algunas personas del CSN', y ha asegurado además que éstas son las mismas que están 'tergiversando' la realidad durante los últimos meses. En el Consejo trabajan 431 personas que desarrollan su labor 'con toda normalidad' según la nota.