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Ocho siglos de historia bajo la excavadora

En la casona recién demolida tuvieron desde el siglo XII su lar los Vargas, patrones de san Isidro y propietarios de un labrantío en la ribera derecha del Manzanares, junto a la Puente Segoviana. Su linaje es uno de los más antiguos de Madrid, con los de Bozmediano, Ludeña, Gato y Luzón. La leyenda dice que un Vargas, Juan, conquistó la plaza bajo el reinado de Alfonso VI, en 1083. Cuando en 1109 el emir musulmán Tejufin asediaba la reconquistada alcazaba, Diego de Vargas la defendió heroicamente. En 1369, el constructor del Alcázar precedente del Palacio Real, Pedro I el Cruel, pugnó por defenderse aquí de su hermano bastardo Enrique de Trastamara; entonces, un Vargas puso su espada al servicio del derrotado luego en Montiel.

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Cuando la Católica Isabel combatía en 1476 a los seguidores de Juana la Beltraneja, un Vargas era su secretario, y tan eficiente fue que el vulgo acuñó la frase: 'Eso, que lo averigüe Vargas'; mientras, otros Vargas formaron junto a la hija de Beltrán de la Cueva. En 1520, durante la rebelión contra el aflamencado Carlos I, los Vargas se hicieron comuneros. Francisco de Vargas vendió a Felipe II, en 1560, las tierras y el palacete que abren la Casa de Campo.

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