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Powell sale de India y Pakistán sin lograr concesiones para la paz

Solana asegura en Kabul que la vuelta de los refugiados afganos revela que el país mejora

El secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, no logró ayer concesiones durante las entrevistas mantenidas con los mandatarios de India y Pakistán para aminorar la tensión que enfrenta a ambos países y que amenaza con un conflicto de consecuencias incalculables. 'Ya hemos hecho todo lo que teníamos que hacer', declaró el presidente Pervez Musharraf, momentos antes de reunirse con Powell.

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Powell, además de insistir en la necesidad de que ambos países se sienten a negociar, pidió a India la liberación de los activistas de Cachemira detenidos y a Pakistán que selle su frontera con esa región en disputa para impedir la penetración de extremistas. Pero ni uno ni otro parecen dispuestos a hacer concesiones.

En una conferencia de prensa, Powell dijo que la tensión que amenazaba con desatar una guerra entre dos potencias nucleares se ha reducido considerablemente. 'Ambas partes han reiterado su deseo de encontrar una solución política al problema existente. Debemos continuar por ese camino', destacó Powell.

El secretario de Estado señaló, sin embargo, que tanto Islamabad como Nueva Delhi pueden y deben avanzar hacia el diálogo. Según Powell, India debe fortalecer la confianza en su política hacia Cachemira por medio de la liberación de los prisioneros políticos y permitiendo a observadores internacionales independientes supervisar las elecciones que se celebrarán en esa región, situada en las faldas del Himalaya. India se opone a ambas cuestiones. Pakistán, por su parte, debe de mantenerse firme en su promesa de impedir todo tipo de terrorismo islámico. 'Es tiempo de que la estabilidad regional se haga permanente. Cachemira ha sido incluida en la agenda internacional', dijo.

La región de Cachemira, de mayoría musulmana, tiene pendiente la celebración de un referéndum desde la independencia y ruptura del imperio británico en India y Pakistán, en 1947. Ambos países se han enfrentado militarmente desde entonces tres veces, dos de ellas por Cachemira.

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El asalto del Parlamento indio en diciembre pasado por extremistas islámicos inflamó de nuevo las llamas del rencor entre ambos países. Uno y otro destacaron a lo largo de su frontera común un millón de efectivos y se multiplicaron peligrosamente los incidentes armados a través de la línea divisoria, trazada por la ONU, en la región de Cachemira, según la cual un tercio de ésta queda bajo control paquistaní y los dos tercios restantes bajo control indio.

Powell señaló, sin embargo, que sólo a Nueva Delhi y a Islamabad corresponde el decidir cuándo y cómo iniciar el diálogo. 'No es algo que pueda imponer Estados Unidos'.

Y añadio Powell: 'Confío en que si continuamos moviéndonos en la misma dirección que estos dos últimos meses seremos capaces de alcanzar el diálogo'.

No va ser fácil. El sábado, su homólogo indio, Yashwant Sinha, le echó un jarro de agua fría. 'Creemos que actualmente no existen las condiciones necesarias' para establecer conversaciones, dijo, después de rechazar la posibilidad de que observadores internacionales viajen a Cachemira para supervisar el proceso electoral.

En las menos de cuarenta horas que Powell ha permanecido en ambos países, la violencia que sacude la región de Cachemira ha dejado otros cuatro muertos.

Mientras, en Kabul, el alto representante de la Unión Europea para Política Exterior y de Seguridad, Javier Solana, declaraba que la vuelta de casi todos los refugiados a Afganistán 'es una fantástica señal de que todo marcha bien'.

Solana, que permaneció un día en Kabul dentro de una gira por cinco países asiáticos, reiteró al presidente afgano, Hamid Karzai, el apoyo de la UE para lograr la estabilidad del país, que pasa por la creación de un ejército nacional y un cuerpo de policía. Solana también visitó al depuesto rey de Afganistán, Zahir Shah, y recibió a los mandos de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF).

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