Un ejército sin apellidos para esquivar a la CPI
Los soldados israelíes sólo podrán identificarse con el nombre de pila. La orden ha partido del Ministerio de Defensa israelí, en un intento de proteger la personalidad de los militares y defenderlos ante posibles acciones judiciales ante la Corte Penal Internacional (CPI), que ha empezado a funcionar en La Haya desde el pasado 1 de julio.
La orden prohíbe a la prensa no sólo facilitar los apellidos, sino además dar detalles sobre el lugar de residencia, o relativos a la familia de los militares. Las medidas afectan asimismo a los mandos intermedios, pero no atañen a los altos responsables, cuya personalidad es conocida.
Estas medidas de precaución no alcanzan tampoco por ahora a las imágenes de televisión, aunque hace pocos días atrás fueron duramente criticadas las escenas de una televisión internacional en las que se veía el rostro de un tirador de élite en Nablús.
No se descarta, sin embargo, que en un futuro próximo se intente asimismo controlar las imágenes y las fotografías de los soldados. Hasta ahora sólo hay un veto general referido a fotos de las miembros de las unidades especiales y a las tripulaciones de los aviones.
Las medidas de precaución no han sorprendido. La oficina de información del Ejército israelí ha tenido en los últimos meses especial precaución en que la prensa extranjera no pudiera encontrarse con soldados que participaron en operaciones polémicas, como la que se desarrolló contra el campo de refugiados de Yenín.
Inexplicablemente, estas restricciones no parecen afectar a una película, titulada Diario de Yenín, que el martes será presentada en el Festival de Cine de Jerusalén, en la que se explicará desde el punto de vista de los militares israelíes lo sucedido durante la ocupación de este campo de refugiados del norte de Cisjordania.
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