Bush pide al Congreso que castigue el fraude en las grandes empresas
A la mañana siguiente de una de las peores caídas de Wall Street, el presidente estadounidense, George W. Bush, volvió a pedir al Congreso que castigue el fraude corporativo y aliente una 'nueva era de integridad empresarial', durante el discurso radiofónico que pronuncia puntualmente todos los sábados. Desde principios de este mes, Bush ha centrado casi todas sus intervenciones en tratar de restaurar la confianza quebrada de los inversores y limitar las repercusiones de los escándalos financieros en su Gobierno y en las elecciones legislativas de noviembre.
'Estamos descubriendo la falta de ética en las prácticas empresariales que empezó con el boom de los noventa. Los inversores han perdido dinero. Algunos jubilados han perdido seguridad . Los trabajadores han perdido su trabajo, y se ha traicionado la confianza del pueblo americano', dijo Bush por la radio, un día después de que el Dow Jones perdiera casi 400 puntos.
El presidente pidió a las dos Cámaras que presenten su nuevo proyecto para inyectar dosis de 'moralidad' en las prácticas empresariales antes de las vacaciones de agosto. 'Confío en que la Cámara de Representantes y el Senado puedan resolver sus diferencias. (...) Algunos han dicho que el proceso tardaría dos meses, no veo por qué tiene que ser tan largo. Es hora de actuar con decisión para crear una nueva era de integridad'. Bush ha pedido mayores castigos, incluso penas de cárcel de hasta 10 años, contra el fraude corporativo.
Vísperas electorales
El Gobierno quiere tener algo listo para las elecciones legislativas de noviembre, que se anuncian complicadas. Aunque el presidente sigue fuerte en los sondeos, los demócratas ganan puntos cada vez que una empresa revela nuevos fraudes contables. La guerra contra el terrorismo no será suficiente para ganar los comicios si el país está en crisis.
Lo cierto es que Washington parece desbordado por los acontecimientos: el discurso del presidente en Wall Street decepcionó por su falta de medidas concretas. La prensa estadounidense no se cansa de subrayar que Bush ha sido incapaz de frenar el imparable descenso de los mercados. El Dow Jones ha perdido 20% en lo que va de año, la mayoría en estas últimas semanas. La autoridad de Harvey Pitt, director de la Comisión Nacional de Valores (SEC), está siendo muy contestada. Los demócratas han pedido su cabeza.
A esto se suman los escándalos que afectan al propio Gobierno: las dudosas ventas de las acciones, hace 12 años, de la compañía petrolera Harken por parte de Bush, quizá con información confidencial, y la gestión del vicepresidente, Dick Cheney, a la cabeza de la empresa Halliburton, que está siendo investigada por la SEC.
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