El metro londinense, parado

En autobús, en taxi o a pie, los casi tres millones de usuarios del metro de Londres intentaban ayer evitar el subterráneo, paralizado por una huelga de sus trabajadores. Los empleados protestan por un polémico plan de modernización que acometerán varias empresas privadas. Los trabajadores se oponen a que sean estas empresas las que desarrollen el proyecto.

El paro, convocado por el sindicato de transportes RMT, fue seguido mayoritariamente, y casi todas las estaciones de metro permanecieron cerradas.

A pesar de que algunas líneas contaban con servicios mínimos, las colas rodearon durante todo el día las paradas de autobús y de taxis, al tiempo que los viajeros se apresuraban a tomar los trenes con dirección a Londres. 'Estamos aquí hoy porque el metro de Londres no ha tenido en cuenta nuestras inquietudes en materia de seguridad', explicaba Bob Crow, secretario general del sindicato convocante del paro. La central RMT acusa a la dirección de la empresa de no consultar a los representantes sindicales sobre las consecuencias que el proyecto de privatización parcial tiene sobre los trabajadores.

El alcalde de Londres, Ken Livingstone, es contrario al proyecto de modernización del metro y, por tanto, rehusó condenar la huelga: 'La mejor manera de evitar un conflicto como éste es que el Gobierno retire su proyecto', declaró Livingstone.

Se estima que el paro tendrá un coste de 60 millones de libras (93 millones de euros) para las empresas.