Las bolsas se desploman mientras el euro vuelve a superar al dólar
Nueva York se recupera mientras los mercados del viejo continente sufren las mayores caídas del año
Las bolsas europeas sufrieron ayer enormes retrocesos hasta alcanzar niveles desconocidos desde finales de 1997. Los continuos escándalos contables de las grandes compañías y la debilidad del dólar frente al euro (ayer volvió a valer más de un dólar), entre otros factores, originaron cuantiosas pérdidas a los mercados de todo el mundo, especialmente a los europeos, que habían atravesado la sesión con calma. Sin embargo, la fuerte caída en la apertura de Wall Street marcó el punto de inflexión y a partir de ese momento los números rojos se impusieron con dureza en las plazas europeas. Sólo al final, Wall Street logró reducir sus pérdidas, que llegaron a superar el 4%, hasta un insignificante 0,52%, mientras el tecnológico Nasdaq se dio la vuelta para ganar el 0,65%.
Pero ninguna bolsa europea se salvó del desastre. El índice general de Madrid perdió un 4,01%, mientras que el selectivo Ibex 35 se dejó un 4,52%. Mayor fue el batacazo en París, que perdió un 5,40%, y en Londres, que cerró con caídas del 5,44%, y Francfort, con un retroceso del 5,28%. Las pérdidas anuales de estos corros son ya muy cuantiosas (véase gráfico).
Abrumado por las estrepitosas caídas de los mercados y por las sospechas sobre su propio pasado empresarial, el presidente de EE UU, George W. Bush, se vio obligado a pronunciar otro discurso crítico con las infracciones empresariales y a favor de la estabilidad bursátil. Bush culpó de nuevo a la 'cultura económica de los noventa' por los problemas de los mercados estadounidenses. Su discurso comenzó cuando las bolsas europeas estaban a punto de cerrar y el Dow Jones se dejaba más del 3%. Este índice, además, siguió acumulando pérdidas y superó el 4%. Sólo a una hora del cierre, y ya con precios muy atractivos, los inversores comenzaron a comprar.
En un discurso en Alabama, Bush usó palabras escogidas de antemano para culpar al pasado de los males del presente: la economía de EE UU, dijo el presidente, está sufriendo la 'resaca' que ha provocado la 'borrachera económica' de los años noventa. Sin mencionar al ex presidente Bill Clinton, Bush criticó esa cultura (superada, según él) en la que 'el beneficio empresarial sin límites era lo más importante en los mercados, sin que nadie pensara en el mañana'. La Casa Blanca había preparado a conciencia la intervención como respuesta a la tibieza con la que se acogió su plan de 'responsabilidad empresarial' de la semana pasada.
Bonanza económica
De este modo, Bush presentó un panorama económico casi radiante: recordó que la inflación se mantiene baja, los tipos de interés están en mínimos históricos, la productividad crece y la política monetaria es 'sólida', lo que, de paso, le permitió entrar en campaña electoral para las legislativas de noviembre: el país necesita, dijo, que las reducciones de impuestos de su Gobierno republicano sean permanentes.'Quiero que sepan que nuestra economía es fundamentalmente fuerte. Esta economía tiene las bases para el crecimiento', aseguró ante simpatizantes del partido que consumían el discurso con aplausos. Mencionó los resultados de crecimiento del primer trimestre para repetir que la economía 'está regresando: eso es un hecho'.
Cuando tuvo que referirse a los escándalos en grandes compañías, Bush (que había empezado su intervención con una promesa de victoria en la 'guerra contra el terrorismo') incluyó una dosis de patriotismo dentro de una frase que puede pasar a la historia: 'Para ser un estadounidense responsable hay que comportarse con responsabilidad', les dijo a los empresarios, a quienes conminó a actuar 'dentro del marco ético más estricto'. Sin embargo, lejos de anunciar nuevas restricciones para los altos directivos, abogó por poner un límite a 'las demandas frívolas' contra grandes corporaciones.
No hubo en el discurso de Bush mención alguna a sus propios enredos empresariales del pasado. No justificó la venta de acciones de su petrolera -quizá con información privilegiada- ni la obtención de los mismos créditos blandos que ahora pretende prohibir. Y eso a pesar de que el presidente de la Comisión del Mercado de Valores, Harvey Pitt, trató de alejarse de la polémica con la promesa de divulgar los informes de la investigación contra Bush en 1990 si el propio Bush aceptaba hacerlos públicos. La Casa Blanca ni se pronunció.
Según explicó a EL PAÍS Alan Stoga, de la consultora neoyorquina Zemi Communications, Wall Street está retroalimentando su propia caída por dos factores: 'Los mercados desconfían de los líderes empresariales por los escándalos contables, pero también han perdido confianza en el liderazgo político de Bush, que se ha movido de manera lenta y poco efectiva. Anoche, el Senado trabajaba para enmendar esa inacción del presidente. Los senadores trataban de aprobar una regulación de 'honradez empresarial' que pretende endurecer las sanciones propuestas por Bush. Al ser el texto del Senado más severo que el aprobado hace unos días por la Cámara de Representantes, habrá que pactar una normativa común antes de enviarla a la Casa Blanca para que Bush la firme. 'Que me la manden antes de irse de vacaciones en agosto, y la firmaré', dijo ayer Bush.
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