Más bibliotecas y más usables
El 10 de junio publicó EL PAÍS dos cartas de estudiantes sobre las bibliotecas públicas. Las universitarias de Santiago pedían que no sean sólo dos las bibliotecas que permanecen abiertas todo el fin de semana durante la época de exámenes. Pero, a pesar de que esas dos bibliotecas universitarias no deben dar abasto, en Santiago están mucho mejor que en el resto de España, pues el joven de la carta de Madrid protesta porque en las bibliotecas públicas (supongo que municipales de Madrid) hay también colas a diario y, además, están cerradas los sábados y domingos.
Yo he conocido cuando la Biblioteca Nacional estaba abierta a los investigadores los sábados por la tarde, pero ahora no lo está. Por otra parte, hay gente como yo que, cuando lee y ve buenas series de televisión, se entera de cosas de otros países. Así, en el libro Lo es, continuación de Las cenizas de Ángela, supe que el autor podía ir todo el domingo a leer a la biblioteca principal de Nueva York, y en la serie cómica Frasier, de Canal+, la más premiada de la televisión estadounidense, el psiquiatra protagonista puede pasar la noche documentándose en la biblioteca de Seatle. Es decir, que en Estados Unidos, donde son muy confesionales, pero de todas las confesiones, las bibliotecas contemplan que puedan tener lectores los domingos, cuando la mayoría de la gente no trabaja.
El chico madrileño de la carta dice que algunos jóvenes podrían leer o estudiar en sábado por la noche en vez de botellear y, visto el reportaje de EL PAÍS sobre los clubes de lectura, que cuenta que en muchos de ellos se reúnen muchas mujeres las mañanas de cualquier día laborable, puede que fuera útil para fomentar la lectura de los hombres abrir las bibliotecas los domingos.
Por mi parte, empezaría a pedir que (en el marco de la campaña ministerial de fomento de la lectura) abran las bibliotecas los sábados y domingos (pues éste es un Estado aconfesional), que tengan unos fondos mayores y más modernos (como propuso De Cuenca en el Congreso de Editores de Valencia) y que tengan salas cómodas para estudiar y otras más cómodas para lectores menos comprometidos. Naturalmente, para eso necesitarían contratar más personal, pero hay muchas mujeres preparadas en paro.
La segunda parte de una campaña a favor del lector de bibliotecas sería que se abrieran a todo el público y se dotaran más también todas las bibliotecas de los institutos de secundaria, pues así habría biblioteca en los barrios que no tienen la municipal. Y para animar a algunos se podría premiar con regalo de libros por Navidad a los lectores o lectoras de más libros.
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