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El transplante renal de donante vivo sólo es el 3% de los casos en Europa frente al 50% de EE UU

El cirujano Mikel Prieto dice que esta práctica ayudaría a reducir las listas de espera

El transplante renal de donante vivo es una alternativa real en EE UU, donde este tipo de intervenciones alcanza ya el 50% de los casos, igualándose así a las operaciones en las que el riñón transplantado proviene de un cadáver. La realidad es muy distinta en la mayoría de Europa, donde sólo un 3% de los transplantes se realiza gracias a la donación de una persona todavía viva. Así lo expuso ayer en San Sebastián el donostiarra Mikel Prieto, cirujano de la Clínica Mayo de Rochester (Minnesota), quien señala que esta práctica ayudaría a reducir las listas de espera.

Prieto dice no conocer la 'respuesta exacta' para explicar el bajo número de transplantes renales con donaciones de personas vivas, que generalmente son familiares y amigos, aunque se dan también casos de donantes anónimos. Pero el cirujano apunta algunas posibles razones. Ciñéndose a España, indica que el número de donaciones de riñones de cadáveres ha sido importante en los últimos años, por lo que la lista de espera de los enfermos era 'relativamente corta'.

'Quizá ha habido menos estímulo para el transplante de donante vivo, porque se podía obtener un riñón de cadáver relativamente pronto', insiste Prieto, quien dirige estos días en San Sebastián el seminario Avances en hemodiálisis y transplante renal, incluido en los Cursos de Verano de la UPV. Pero el cirujano advierte de que 'la disminución de accidentes de tráfico mortales' se traduce en 'un descenso del número de donaciones por año', por lo que las listas de espera 'se van alargando', una situación que podría paliarse con la generalización de las donaciones de personas vivas.

El especialista donostiarra considera asimismo que en la mayoría de Europa se ha dado 'una reacción en contra' del transplante renal de donante vivo por 'una cuestión ética', es decir, porque no ha estado bien visto 'operar a un paciente que no está enfermo'. 'Es un salto psicológico que se ha dado más fácilmente en EE UU que en Europa', subraya.

El caso es que en EE UU los transplantes de riñón con donantes vivos han igualado en número a los realizados con órganos procedentes de fallecidos. Es más, en la Clínica Mayo alcanzan el 90% de las intervenciones. En cambio, la media europea es de un 3%, aunque España apenas llega al 1%. La excepción llega de los países nórdicos, con un 30%, según los datos aportados por Prieto.

El cirujano, en cualquier caso, se muestra convencido de que Europa 'evoluciona' hacia la práctica de los transplantes renales con donantes vivos, sobre todo ahora que la extracción se puede realizar mediante cirugía laparoscópica, lo que hace más breve la recuperación del donante. 'De aquí a unos años será más común, entre otras cosas, porque los pacientes lo pedirán', destaca. Prieto hizo hincapié en la importancia de llevar a cabo el transplante antes de que el enfermo sea sometido a hemodiálisis, pues de esta forma su calidad de vida se ve menos afectada. Esta práctica es frecuente en EE UU, pero no en Europa, según dijo.

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