La Conferencia del Sida denuncia la pasividad de los países ricos
Los Gobiernos sólo se han comprometido a aportar el 27% de los 10.200 millones de euros que deben pagar este año
'No hemos venido aquí a renegociar promesas, estamos aquí para hacerlas cumplir'. El director de la Agencia de las Naciones Unidas contra el Sida, Peter Piot, avanzaba ayer el que será el principal caballo de batalla en la Conferencia del Sida de Barcelona: conseguir que la promesa de los países ricos de aportar este año 10.000 millones de dólares (10.200 millones de euros) para un fondo global contra la enfermedad no quede en saco roto. Este dinero es necesario para tratar a los casi 40 millones de afectados por el VIH que hay en los países en desarrollo, y hace falta ya. 'No se trata ya sólo de salvar vidas, sino de salvar naciones', dijo Piot. Pero las primeras indicaciones no son optimistas. Hasta el momento, los países desarrollados sólo han comprometido, que no aportado, el 27% de esta cantidad. 'Si algo se ha de globalizar, es el derecho a la salud', proclamó Stefano Vella, presidente de la International AIDS Society.
Stefano Vella: 'Si alguna cosa se ha de globalizar es el derecho a la salud'
Peter Piot no dudó en hablar de 'fracaso' al calificar la tarea de 'quienes trabajan en la lucha contra el sida, ya que los avances médicos no han influido a nivel político'. Y sin compromiso político no hay dinero. Corregir esta situación es, precisamente, el objetivo de la Conferencia de Barcelona, que comenzó ayer por la tarde con la cifra récord de cerca de 15.000 congresistas inscritos. Conseguir que la conferencia se cierre con compromisos concretos es el objetivo de los representantes de más de 500 organizaciones no gubernamentales y de los países en vías de desarrollo, donde viven el 95% de los infectados por el VIH y en donde sólo tienen acceso a las terapias 4 de cada 100 infectados.
'La epidemia de sida se encuentra todavía en una fase temprana, pero nuestra lucha está en una fase todavía menos avanzada', alertó Peter Piot. El director ejecutivo de Onusida recordó los compromisos de los gobiernos en la última cumbre de Monterrey y en el último encuentro de los ocho países más industrializados del mundo para luchar contra el sida y la pobreza. 'Las promesas ya se han hecho. Ahora falta que se cumplan'. Cumplirlas significa aportar con urgencia el triple del dinero del que se ha recibido hasta la fecha. Faltan para este año más de 7.000 millones de dólares, y para el siguiente, otros 10.000, y así, cada año.
Oxfam Internacional y el resto de grandes ONG europeas denunciaron ayer, antes de la inauguración, que los países que menos han aportado al Fondo Global para el Sida son precisamente aquellos que más riqueza tienen. Estados Unidos, por ejemplo, sólo se ha comprometido a aportar el 12,4% de lo que le corresponde en función de su producto nacional bruto. Japón y Alemania han aportado apenas el 10% y el 16,7%, respectivamente. España, que debería aportar poco más de 50 millones de euros, sólo ha comprometido el 21% de esta cantidad.
En el otro extremo de la tabla se halla Holanda, que ya ha comprometido el 73%, o Suecia, con el 62%. Ignasi Carreras, presidente de Intermón-Oxfam en España, recordó que también se encuentran excepciones honrosas entre los países pobres, muchos de ellos comprometidos con el Fondo Global. 'Uganda ha comprometido ya el 80% del dinero que se le puede exigir', aseguró Carreras.
Con este panorama sobre la mesa y con más de seis millones de muertos por el sida desde la conferencia de 2000 en Durban, Médicos sin Fronteras (MSF) considera un 'auténtico delito' lo que está permitiendo la comunidad internacional en África, el sureste asiático y América Latina. El presidente Internacional de MSF, Morten Rotrup, hizo ayer en voz alta la siguiente reflexión. 'Si como médico no atendiese a un paciente que necesita ayuda urgentemente, estaría cometiendo negligencia médica y podría ser acusado por este delito'. 'Teniendo en cuenta que cada día mueren en el mundo más de 8.000 personas por no recibir tratamiento y que, pese a ello, la comunidad internacional rechaza financiar una respuesta global, estamos nada más y nada menos que frente a un crimen contra la humanidad'.
En la conferencia de Barcelona, decenas de ONG, grandes y pequeñas, se han comprometido a demostrar que el tratamiento de los enfermos de sida en África es posible a pesar de su fragilidad económica y la falta de infraestructuras. 'Hace dos años el tratamiento con antirretrovirales costaba 12.000 euros por persona y año. Hoy, gracias a los genéricos [presentaciones sin marca que no pagan patente] cuesta poco más de 400 euros', recordaba ayer Giuseppe Lietta, responsable clínico del Programa del Sida de la Comunidad de San Egidio. Esta organización católica ha comenzado este año un programa de tratamiento con antirretrovirales en Mozambique.
Las 100 primeras pacientes -casi todas mujeres embarazadas- han mejorado notablemente 'con sólo 40 días de medicación', asegura Lietta, quien dice que 'el sida, la epidemia más mortífera que vive ahora África se tiene que cortar, no frenar'. Para conseguirlo no basta la prevención, y menos aún las buenas palabras. Las cifras desbordan cualquier punto de vista racional: en el mundo, 8.500 personas mueren cada día por el sida y otras 14.000 se infectan por el virus. Una docena de países del África subsahariana tienen más del 20% de su población ya infectada, lo que está destrozando sus economías, no por el coste de los tratamientos, que no los reciben, sino porque la enfermedad está aniquilando a las clases productivas. A los jóvenes y las mujeres en primer lugar.
El copresidente de la conferencia, Josep M. Gatell, del Hospital Clínico de Barcelona, recordó que en estos países la lucha contra el sida no puede basarse sólo en la prevención, pero tampoco las terapias con antirretrovirales serán suficientes.
En el mismo sentido se pronunció el responsable de la red de ONG que participa en la cumbre, Shaun Mellors: 'En la conferencia que se celebró hace dos años en Durban se rompieron muchos silencios y ahora falta conseguir un compromiso eficaz'. La voz de las mujeres castigadas por el sida se hizo sentir en la inauguración a través de Beatrice Were, portavoz de International Community of Women (ICW). 'Las mujeres', dijo, 'sufren con especial virulencia esta enfermedad, que las estigmatiza y las margina'. Combatir la transmisión vertical del VIH, es decir, de la madre gestante al hijo, es uno de los caballos de batalla de la lucha contra el sida en los países pobres.
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