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San Fermín
Columna
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Resucita el 'riau riau'

Los últimos intentos históricos por recuperar uno de los actos de San Fermín de mayor raigambre popular, el riau riau, acabaron con estrepitosos fracasos y fuertes enfrentamientos callejeros entre grupos de personas de distintas tendencias políticas.

Sin embargo, seis asociaciones de jubilados de Pamplona han logrado este año concentrar a más de 2.000 personas en un riau riau no institucional que pretenden convertir en el germen para reintroducir la marcha cívica del Ayuntamiento en el programa oficial de fiestas.

Ni el alcalde de Pamplona Alfredo Jaime (UPN) en 1991 ni su sucesor, Javier Chourraut (CDN), en 1996 lograron llegar a la iglesia de San Lorenzo, distante unos cuatrocientos metros del Ayuntamiento, para participar junto a los restantes concejales en el acto religioso de las denominadas vísperas de San Fermín.

Ambos lo intentaron. Pero lo que con el paso del tiempo había ido convirtiéndose en una lenta marcha llena de tensión, en la que cientos de personas bailaban una y otra vez al sonido de un vals ralentizando el avance de la corporación, dio paso a verdaderas batallas campales de índole política. El riau riau desapareció.

Pero este año ha resurgido, al menos parcialmente.

'No podíamos dejar de trabajar para recuperar una tradición festiva tan peculiar que nuestros nietos ni siquiera conocen', señala Patxi García, presidente de Yoar, una de las seis asociaciones que junto a Ebro, Erymen, Viudas de Iturrama, Jus la Rocha y la asociación de Amigos de los Castillos organizaron en la tarde del pasado seis de julio el primer y exitoso riau riau del siglo XXI.

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Miles de personas acompañaron a las rondallas de estas asociaciones de jubilados por una parte del recorrido tradicional, la calle Mayor de Pamplona. No estuvo presente, obviamente, el Ayuntamiento, que, para evitar conflictos, acude en coches hasta la iglesia, ni tampoco tocó la banda de música de Pamplona, La Pamplonesa, pero si acompañó a los convocantes la comparsa de gigantes y cabezudos y se palpó el espíritu de una procesión que revivió los tiempos en que pueblo y ayuntamiento convivían en la calle sin agresiones.

Algunos jubilados se abrazaron emocionados al finalizar el trayecto de danza y música. Hubo lágrimas y aplausos. Los más pequeños vieron por vez primera en qué consistía uno de aquellos riau riau que sus abuelos recuerdan con la nostalgia no tanto de la juventud perdida como del acto desaparecido. 'El intento es muy loable. Ha sido bonito recordar cómo se bailaba ante el alcalde y los concejales, pero, siendo realistas', indicó uno de los participantes, 'hay que pensar que mientras vivamos en la sociedad crispada en la que vivimos el 'riau riau' será imposible de recuperar con carácter oficial'.

Jóvenes y mayores recrearon un riau riau familiar, rápido y sin incidentes. 'Por desgracia, hemos ido a peor en estos años', reconoció otro jubilado. 'Ahora la mayoría de los concejales necesita guardaespaldas para moverse por la calle y sólo un profundo sentido del respeto democrático y de amor a la tradición festiva conseguiría crear un ambiente propicio para que el Ayuntamiento convocara de nuevo un riau riau de forma oficial'.

Mientras llega ese momento, los mayores de Pamplona convocarán cada seis de julio su propio riau riau para enseñar a los más pequeños.

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