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Pannella cumple 86 días en huelga de hambre y una semana sin beber

El veterano líder radical, de 72 años, protesta contra la ley electoral italiana

A los 72 años, el líder radical italiano Marco Pannella se ha embarcado en la batalla más arriesgada de su larga vida de luchador político no violento, una huelga indefinida de hambre y sed que amenaza con deteriorar irreparablemente su ya precaria salud. Pannella lleva 86 días sin ingerir alimentos sólidos, y a este tormento añadió el pasado domingo 30 de junio el de abstenerse de tomar líquidos.

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Sus condiciones físicas se han deteriorado tanto que el sábado, el alcalde de Roma, Walter Veltroni, pidió la intervención de la magistratura para que ordenara el ingreso forzado del veterano político en un hospital. Ayer, los médicos que supervisan su estado anunciaron una ligera mejoría que evitó la hospitalización. Demacrado y debilitado por el largo ayuno, pero decidido a seguir adelante, Pannella ha reprochado a los medios de comunicación que califiquen su lucha de mera 'protesta', y les ha emplazado a que cuenten con detalle las razones que le empujan a mantener esta medida extrema.

El líder radical reclama 'la restauración de la legalidad vigente', recordando que en el Parlamento italiano surgido de las elecciones de mayo de 2001 faltan por asignar 13 escaños sin que la situación haya provocado la menor inquietud en las altas esferas de la política italiana. Por si esto fuera poco, el Parlamento no ha elegido tampoco a los ocho miembros no juristas que deben formar parte del Consejo Superior de la Magistratura. Son anomalías que no han merecido hasta ahora el interés de los medios de comunicación ni de la opinión pública. Sólo los radicales, con su particular sensibilidad política, parecen dispuestos a dejarse la piel en ellos.

Pannella, famoso por las luchas sociales en pro del divorcio y del aborto, ha decidido que las cosas no podían seguir adelante en esta situación anticonstitucional y ha optado por la huelga de hambre. En abril pasado, una iniciativa similar del líder radical, que llegó a beber su propia orina ante las cámaras de la televisión, logró desbloquear un largo contencioso entre coaliciones que había retrasado 18 meses la elección de dos jueces del Tribunal Constitucional.

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