Las carreteras del Empordà, peligrosas vías rápidas de la segunda línea costera
Las entidades cívicas achacan el problema viario a la especulación
Carreteras estrechas, incremento de vehículos y velocidad excesiva son una mezcla de probada siniestralidad en el conjunto de la red viaria catalana. Estos ingredientes confluyen durante las vacaciones en algunas comarcas turísticas en las que abundan las segundas residencias, como el Alt y el Baix Empordà. Sus carreteras secundarias, a menudo con escaso arcén y con pocos tramos adecuados para adelantar con seguridad, se convierten en peligrosas vías rápidas de la segunda línea costera.
Un accidente ocurrido el pasado jueves en la carretera C-31 -antigua C-252-, en el término municipal de Albons (Baix Empordà), en el que perecieron cuatro turistas daneses al chocar frontalmente contra un camión con ejemplifica la situación. Una carretera estrecha con escaso arcén, a pesar de su enorme volumen de tráfico, en la que una ligera distracción origina un choque fronto-lateral de fatales consecuencias. En esta vía, que comunica el Alt y el Baix Empordà, la densidad viaria se incrementa en gran medida durante el verano. La situación, denunciada por los alcaldes de la zona, ha motivado que la Generalitat realice obras de ensanche en este mismo verano.
Las estadísticas del Servicio Catalán de Tráfico demuestran que durante el año 2001, en la comarca del Alt Empordà, la tasa de siniestralidad se incrementó en los meses de vacaciones. Durante el mes de agosto se produjeron seis accidentes con víctimas mortales, una cifra que duplica o triplica los siniestros mortales de los otros meses del año.
Pero no todos coinciden en que la situación de colapso que sufren algunas carreteras del Empordà durante el verano deba encararse con nuevas y más anchas carreteras. Hay quien entiende que los problemas viarios son un síntoma de la especulación urbanística que sufre el territorio. Marta Vall.llosera, portavoz de la recientemente constituida Plataforma Salvem l'Empordà, piensa que 'no se puede tener una red viaria de dimensiones excesivas para satisfacer a los turistas durante el verano'. Vall.llosera asegura que los casos de Platja d'Aro y Santa Cristina demuestran que las variantes no son la solución para hacer frente al caos automovilístico veraniego. 'Quieren llevar al interior el modelo de la primera línea de mar con una nueva oleada constructiva que es sólo especulación pura y dura', afirma. El modelo viario que propone la plataforma cívica -que ha pedido a la Generalitat un Plan Director Urbanístico del Alt Empordà- no se opone a nuevas carreteras ni variantes, pero es partidario de fijar un límite al crecimiento.
La prueba de que a menudo el crecimiento urbanístico se realiza de espaldas a la capacidad de la red viaria lo ofrece el proyecto de un enorme complejo termal en Jafre (Baix Empordà) que hace unas semanas fue rechazado por la Comisión de Urbanismo de Girona. Además de censurar su excesivo tamaño o el intento de transformar una gran parte de suelo forestal en urbanizable, el departamento de Carreteras alegó que los accesos viarios que preveía el complejo eran imprecisos para una media de un millar de usuarios diarios.
Gran parte de los alcaldes del territorio no quieren ni oír hablar de moratoria urbanística, aunque les cuesta admitirlo, y reclaman reformas viarias y nuevas carreteras. Joan Surroca (ICV), alcalde de Vall-llobrega, un pueblo de 600 habitantes de la segunda línea de mar próximo a Palamós, asegura que gran parte de la red viaria del Empordà 'no se ensancha desde la década de 1940'. Surroca asegura que hace cuatro años que está diciendo que la C-255, que comunica Palamós con Girona, debería tener cuatro carriles. El alcalde añade que su municipio debe crecer hasta los 1.000 habitantes 'para no desaparecer'. El estado de conservación de las carreteras tiene graves deficiencias. Resulta elocuente la situación de la N-II, con un volumen diario de 8.000 vehículos que durante el verano puede llegar a 15.000. Las críticas unánimes a Fomento de las instituciones de Girona no han conseguido acelerar su reforma. No es extraño que, según un estudio del Real Automóvil Club de Cataluña, las pólizas de seguros de los coches que circulan en las comarcas de Girona puedan tener una media de incremento de hasta el 15% a causa de la alta siniestralidad, originada en parte por el estado de las vías y el enorme volumen circulatorio.
Los ciclistas, los usuarios más vulnerables
Los ciclistas son los usuarios más vulnerables en las carreteras al límite de su capacidad. La reciente modificación de la ley de tráfico establece que los vehículos deben dejar 1,5 metros de espacio lateral durante los adelantamientos a las bicicletas. Un espacio que a menudo no puede cumplirse por la estrechez de la carretera. Enric Velo, de la Comisión de Seguridad de la Federación Catalana de Ciclismo, reconoce que las reformas en la ley suponen mayor seguridad para los ciclistas, pero asegura que las infraestructuras, la inconsciencia de los conductores al adelantar e incluso la actitud temeraria de algunos ciclistas continúan siendo los principales enemigos. El uso del casco entre los ciclistas en vías interurbanas se ha generalizado y desde la federación se estima que la normativa se respeta cada vez más. Sorprendentemente, son algunos ciclistas de mayor nivel quienes prescinden de este accesorio. Las cifras de accidentes con víctimas en los que hay una bicicleta implicada han descendido en los últimos años. En Cataluña, los datos de siniestralidad -sean accidentes leves, graves o mortales-, mantienen una curva decreciente: 581 en 1997; 535 en 1998; 478 en 1999 y 436 en el año 2000.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.