_
_
_
_
_
Entrevista:JOSÉ VIDAL-BENEYTO | Sociólogo

'Hay que acabar con la mala fama de la comunicación'

Rosario G. Gómez

En la era de Internet los medios de comunicación viven una situación nueva y desafiante. En La ventana global (editado por Taurus), el catedrático de la Universidad Complutense y director del Colegio de Altos Estudios Europeos de París, José Vidal-Beneyto, arroja luz sobre la omnipresencia del ciberespacio, la esfera pública mundial, el universo mediático y los efectos de la telerrealidad. El libro forma parte de un programa que se propone analizar el proceso de mundialización en cuatro grandes ámbitos: la comunicación, la sociedad civil, los derechos humanos y la organización de la comunidad política mundial.

Pregunta. ¿Qué se propone La ventana global, a qué presupuestos responde?

'Necesitamos productos que den respuesta a las exigencias de la sociedad actual'
Más información
Valladolid acoge más de 1.200 internautas en el festival 'La Gran quedada'

Respuesta. A la necesidad de refundar, de repristinar el mundo de la comunicación, que hoy tiene, con razón, mala fama, pues sus grandes funciones -informar, divertir y educar-, que siempre han funcionado con precariedad, en los últimos 20 años se han visto reducidas a caricaturas de lo que postulaban. El entretenimiento se ha degradado en banalización redundante, cuando no en producto basura; el propósito educativo, en máquina tragaperras, y la información, en ejercicio de manipulación y en práctica automutiladora, en medrosa autocensura. Pero todo ello no se debe a un destino maldito del informar-comunicar, sino que le es impuesto desde fuera, por consideraciones económicas y políticas, por claros objetivos de poder. El libro, sin negar esta realidad, quiere responder a la condenación global e inapelable proferida por Karl Popper, Pierre Bourdieu, Paul Virilio, Giovanni Sartori y tantos otros intelectuales que han declarado las actividades mediática e informativa intrínsecamente perversas, irrecuperables. La opción de este libro se sitúa en las antípodas de esa descalificación.

P. ¿Cómo procede el libro para organizar la defensa de la comunicación?

R. Procede determinando cuáles son los sectores principales, los problemas mayores en los que se decide el destino de ese conjunto que forman la teletransmisión, la informática y los medios de comunicación, y pidiendo a los especialistas más cualificados un resumen en cada ámbito, así como las hipótesis más fundadas en un futuro de invención y de renovación desde una perspectiva global tanto en el tratamiento de los temas como en la selección de los autores. Cuatro norteamericanos, cuatro franceses, tres españoles, tres portugueses, un británico, un alemán, un belga, un sueco y un indio han sido convocados; todos tienen en común el mismo punto de partida: no se puede seguir fabricando noticias, haciendo diarios y produciendo televisión como hasta ahora. Hay que instalar la tele-info-comunicación en el siglo XXI. Hay que crear procesos y productos que respondan a las exigencias y a las demandas de la sociedad actual.

P. ¿Qué importancia concede al fenómeno Internet?

R. La primera parte del libro está dedicada al ciberespacio, comenzando con la arqueología de su emergencia y evolución, siguiendo con las premisas ideológicas de la sociedad de la información, abordando luego la influencia de la digitalización en los medios tradicionales y ofreciendo un balance de Internet como instrumento de la participación ciudadana que no oculte nuestros desencantos -la degradación cuasi telefónica del chat, el aburrimiento pornográfico- ni olvide los usos militantes y solidarios que ha ofrecido a los partidarios de una globalización alternativa ni a los actores de tantas luchas comunitarias; últimamente, también el logro de haber salvado a la nigeriana Safiya de la lapidación gracias a las 700.000 firmas conseguidas.

P. ¿Cómo se conjugan la importancia de los aspectos económicos y sociales de la comunicación con los imperativos tecnológicos?

R. Mal, pues hay que subrayar que la lógica tecnológica no puede prevalecer, sin perversión, sobre la lógica social, pues todos los procesos comunicativos son siempre procesos sociales. La invasión de la telerrealidad, a la que se dedica la parte cuarta del libro, el éxito de programas como Gran Hermano u Operación Triunfo, la predilección que hacia ellos muestra la clase de edad juvenil, sólo se entiende por la desaparición social de la adolescencia, que concede a los jóvenes de 12 a 20 años la condición de protagonistas adultos a través del consumo y del éxito.... pero sin esfuerzo. Respecto de la economía, la tríada tele-info-comunicativa es el sector fundamental de la vida económica actual, y sus perturbacines se convierten en verdaderos tumultos financieros que necesitan ser regulados. La condición de mercancía que tienen actualmente todas las actividades humanas, radicalizada en la comunicación, tiene que ser invertida. La ventana global contiene propuestas para hacer efectivo el más allá de lo económico que tiene la realidad mediática.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_