El Vaticano reconoce que sus cuentas de 2001 entraron en números rojos por primera vez en ocho años

Las cuentas de la Santa Sede en 2001 volvieron a los números rojos tras ocho años de ligero superávit. El balance consolidado del pasado año sumó un saldo negativo de 3.474 millones de euros, debido, sobre todo, a la crisis de las finanzas globales y al aumento general de los costes de mantenimiento y de funcionamiento de los medios de comunicación -siempre deficitarios- del Vaticano.

Los gastos generales fueron de 200 millones de euros, frente a ingresos de 196 millones. El cardenal Sergio Sebastiani, presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), que explicó los datos, no mencionó si en las cuentas vaticanas ha tenido un impacto negativo el escándalo de pederastia que ha golpeado a la Iglesia de Estados Unidos, debilitando la generosidad de los feligreses a la hora de hacer donaciones.

El Óbolo de San Pedro, el fondo que recoge las donaciones internacionales que se le hacen al Papa, sumó el año pasado algo menos de 52 millones de dólares, destinados a la caridad particular del Pontífice. Normalmente, contribuyen al sostenimiento del Gobierno central de la Iglesia los institutos religiosos masculinos y femeninos y, sobre todo, las fundaciones, asociaciones y entes católicos de todo el mundo, además de los simples fieles que han contribuido en 2001 con una suma de poco más de 40 millones de euros. Como consecuencia de las turbulencias de las bolsas mundiales, las actividades financieras de la Santa Sede se vieron también penalizadas. Según el cardenal Sebastiani, los beneficios se redujeron un 50% con respecto a los del año anterior, situándose ligeramente por encima de los 30 millones de euros. Los capítulos más negativos resultaron los relativos a la Radio Vaticana, el periódico L'Osservatore Romano, el Centro Televisivo Vaticano y la Librería Vaticana, que en 2000, debido al Jubileo, obtuvieron mejores resultados. Un capítulo diferente es el de las cuentas del Estado de la Ciudad del Vaticano, que contabiliza la actividad de los servicios de correos, los museos, la biblioteca vaticana, etcétera, sectores que arrojan siempre beneficios.