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Los vecinos de San Agustín, dispuestos a luchar por su dehesa comunal de 1.400 hectáreas

El alcalde, del PP, planea una permuta de vías pecuarias de esa zona con la Comunidad

San Agustín del Guadalix vive sus días más agitados de las últimas décadas. La indignación o la inquietud anegan los ánimos de muchos de sus 7.500 habitantes. La pretensión del alcalde, Mariano Berzosa, del PP, de aceptar la construcción de viviendas sobre una vía pecuaria del casco urbano y de compensar, por ello, a la Comunidad de Madrid con otra vía pecuaria de una dehesa de 1.400 hectáreas, propiedad comunal desde hace cuatro siglos, ha soliviantado a quienes ven en ello una operación especulativa sin precedentes. Un pleno municipal fue desbaratado el 25 de junio por vecinos airados, y una reunión de 72 ediles del PP, en apoyo de Berzosa, fue suspendida el lunes por la tensión popular.

La tormenta vecinal desatada en los últimos días en la localidad septentrional madrileña de San Agustín del Guadalix seguía ayer encendida. Tanto, que en el interior del edificio consistorial un edil del Partido Popular reconocía en privado sentir miedo por su integridad física si salía a la calle; mientras, en plena vía pública, algún vecino formulaba en voz alta comentarios en los que calificaba de vergonzosa o de corrupta la conducta del equipo municipal de gobierno.

Muchos otros residentes juzgaban desproporcionada la información difundida en la prensa sobre los incidentes del pasado lunes: 'Se habló de una concentración de personas a caballo en la plaza y de gente armada con palos', dice la concejal Begoña de Mingo, de la Agrupación Independiente de San Agustín, 'cuando en realidad sólo se vio a dos caballistas y uno se marchó al principio, según me dijeron, porque yo no participé en tal marcha', explica. 'Se habló de garrotas y palos, cuando sólo los ancianos llevaban bastones para poder caminar', apunta con una sonrisa Julián Conejero, residente en la localidad.

El lunes, varios centenares de personas, entre 300 y 500, se concentraron primero en la plaza frente al Ayuntamiento, donde gritaron contra el equipo de gobierno del PP, y se desplazaron después hasta el lujoso chalé que el alcalde Mariano Berzosa se construye en la parte alta de San Agustín del Guadalix. Una vez allí lanzaron huevos contra la fachada de piedra con artesonado en madera.

Subasta de pastos

'En realidad, el problema aquí es el que enfrenta a los propios ganaderos que dirigen esta protesta', argumenta el alcalde Berzosa. 'Cada tres años se subastan los pastos de la Dehesa de Moncalvillo, y este año han pujado más los del ganado lanar, lo que ha enconado a los ganaderos de bovino. Ése es el verdadero trasunto, y ningún otro de naturaleza inmobiliaria', dice.

'En cuanto al terreno de 40.000 metros cuadrados de la zona de Caruncho', explica, 'se trata de una operación diáfana: durante el franquismo se levantó allí, en plena vía pecuaria, una fábrica. Luego, ya en democracia, el Ayuntamiento erigió sobre otras vías pecuarias una báscula municipal, un polideportivo, un instituto y varias edificaciones más. Para compensar a la Comunidad de Madrid', añade, 'le ofrecimos por esas edificaciones ya hechas sobre vías pecuarias, además de por la construcción de viviendas de protección oficial sobre el terreno de Caruncho, permitirle la conexión de dos vías pecuarias en la Dehesa de Moncalvillo'.

Entre los dirigentes de la protesta vecinal se cuenta Pedro Herrero, de 37 años, que encabeza una asociación local de ganaderos de bovino. 'Lo que aquí se está produciendo es una operación de especulación inmobiliaria dirigida por el alcalde, que piensa que los vecinos somos idiotas', replica Herrero. 'Trata de encubrir ese feo asunto con una supuesta pelea entre ganaderos de ovejas y ganaderos de vacas, pero ésa es otra polémica', apunta. 'Lo cierto es que intenta por todos los medios arrebatar al pueblo un terreno que desde el siglo XVI pertenece a los hijos menores del vecindario de San Agustín de Guadalix, y eso no lo vamos a consentir'.

Por su parte, la concejal De Mingo agrega: 'La prepotencia antidemocrática del alcalde es un hecho. No dialoga con la oposición; nos ha cerrado el registro municipal los sábados, el único día que podemos documentarnos, porque todos los ediles de oposición trabajamos sin cobrar; se niega a abonarnos los emolumentos por comisiones informativas a las que, en un principio, renunciamos, pero al desproveernos de dotación pública para ejercitar nuestra función de oposición los hemos reclamado'. El conflicto ha involucrado a Ricardo Romero de Tejada, número dos del PP en Madrid, y al socialista Antonio Carmona, diputado autonómico, responsable de Política Económica de su partido en Madrid. Romero de Tejada tuvo que desconvocar el lunes en el Ayuntamiento a 72 ediles del PP llamados en apoyo de Berzosa, 'por el levantamiento vecinal', según sus palabras. Carmona comentó a este diario: 'Siento sobre mi cogote la amenaza física de Romero de Tejada y la de algunos constructores, pero los socialistas no vamos a permitir que el PP urbanice ilegalmente esta preciosa dehesa comunal'.

Un terreno de los menores de 18 años

La Dehesa de Moncalvillo es una zona de 1.400 hectáreas de caza, pasto y arbolado regados por tres arroyos. Ha permanecido estrechamente vinculada a la historia de San Agustín del Guadalix. De belleza evidente, es muy frecuentada por los vecinos de esta localidad septentrional madrileña, que han obtenido de ella buena parte de sus recursos.

Con vestigios iberos y romanos, la villa fue repoblada durante la Edad Media por segovianos que se abastecían en ella de leña y caza. En 1346 fue abandonada tras brotar una cruel epidemia de peste.

Pedro López de Mendoza, hijo del marqués de Santillana, señor de la villa, la intercambió en 1461 por Atanzón y fue a recaer sobre Diego Arias, contador mayor de Enrique IV de Castilla. De aquél desciende el linaje de los condes de Puñonrostro, titulares históricos de su señorío. La avaricia de sus señores forzó varias fugas y emigraciones de sus habitantes. Empero, en el siglo XVI, y tras numerosos pleitos, la Dehesa de Moncalvillo recuperó su cualidad de principal fuente de los recursos vecinales de San Agustín del Guadalix. Bajo el subsuelo se hallaron hasta ocho minas de plata, dos de oro y una de cobre.

En 1591, el predio fue dividido territorialmente entre la vecina Pedrezuela, porción que se repartieron sus vecinos, y San Agustín del Guadalix, concretamente entre sus naturales menores de 18 años. Tal fórmula legal sirvió para que la dehesa permaneciera inalienable hasta nuestros días, ya que ni el conde de Puñonrostro ni sus descendientes tuvieron señorío sobre esta propiedad comunal. Tropas del general francés Moncey, que ocuparon la villa en 1808, la destruyeron sañudamente y sus gentes se refugiaron en Moncalvillo.

La conciencia patrimonial sobre la dehesa es evidente entre los vecinos, muchos de los cuales creen que la permuta viaria planteada por el alcalde pondrá fin a su secular propiedad comunal.

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