La basura que arde

Creo que los trabajadores de la empresa dedicada a la recogida de basuras en Málaga, Limasa, tendrían sus razones para continuar la huelga, aunque mi casa se llenara de cucarachas y andar por Málaga a las doce de la mañana fuera insoportable. Ahora, lo que no puedo entender es que los contenedores de basura de toda la ciudad ardieran la noche del 24 de junio y nadie hubiera previsto tal caos.

No sé qué narices pasa o si lo sé me da miedo pensarlo. Esa misma noche, sin previo aviso, sin estadísticas de por medio, sin ningún partido político apoyando los actos, Málaga ardió, por obra y gracia de unos vándalos, a los que la huelga les traía al pairo.

¿Qué está pasando? ¿Estamos tan hartos, que a las primeras de cambio todo puede saltar por los aires? ¿Realmente tan mal está todo, que a los que tienen menos de 30 años no les importa quemar el mundo? ¿Estará tomando nota algún político o estarán pensando en sus vacaciones? ¿Le estará buscando nombre a esta generación nuestro sociólogo mayor del reino, Amando de Miguel? ¿Conseguiré por fin irme de vacaciones diez días este verano? Si alguien puede responderme a alguna de estas preguntas, por favor, escríbanme.