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Un escritor próximo al Papa pone fin a los rumores de su retirada

Karol Wojtyla está decidido a seguir con su ministerio, según Vittorio Messori

El escritor católico Vittorio Messori puso punto final ayer a la polémica sobre una posible renuncia del papa Juan Pablo II en el rotativo Corriere della Sera. Messori asegura, citando 'fuentes seguras' (que podrían ser hasta el secretario personal del Papa, el obispo Stanislaw Dziwisz), que Karol Wojtyla no vive en el dilema de si abandonar o no la guía de la Iglesia, porque está decidido a seguir adelante con su ministerio hasta que Dios quiera.

'La fuerza para continuar no es un problema mío, sino del Cristo que ha querido llamarme, pese a ser tan indigno de ello, a ser su Vicario en la Tierra. En sus designios misteriosos, Él me ha traído aquí. Y será Él, quien decida mi suerte'. Esta sería, textualmente, tal y como la recoge Messori, la reflexión que se hace Wojtyla.

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Las afirmaciones del famoso entrevistador de Juan Pablo II, autor muy próximo al Opus Dei, se basan, según explica él mismo, 'en informaciones seguras, a salvo de cualquier desmentido', y están en consonancia con lo afirmado en diversas ocasiones por Juan Pablo II. La noticia de la decisión 'definitiva' del Papa de no recurrir al canon 332 del Código de Derecho Canónico aprobado por él en 1983, que admite la posibilidad de una 'renuncia del Sumo Pontífice a su oficio', fue publicada ayer por Messori, coincidiendo con la fiesta de San Pedro y San Pablo, padres de la Iglesia, que fue celebrada con una misa solemne en la basílica de San Pedro. En su homilía, ante los patriarcas de algunas iglesias ortodoxas, el Papa dijo que 'en cualquier circunstancia, le es posible al hombre convertirse en señal de la victoriosa potencia de Dios'.

Messori, que no hace mucho escandalizó al mundo publicando un detallado relato de los estragos que el Parkinson y la medicación para combatirlo pueden producir en breve plazo en el estado metal del Pontífice, parece dar carpetazo ahora a aquellos lúgubres pronósticos.

Abundando en la tesis expresada por un sector del alto clero, como el arzobispo español Julián Herranz, el escritor católico explica que la misión de Wojtyla al frente de la Iglesia Católica no puede juzgarse con los criterios del mundo civil, o como si la iglesia fuera una multinacional y el Papa su presidente. 'En la perspectiva católica', dice, 'el Papado es un misterio: el misterio de un Dios que, hecho hombre entre los hombres, ha querido que un hombre continuase siendo testigo y señal de su presencia hasta su retorno, al final de los tiempos'. Nada que ver, pues, con otras iglesias cristianas, como la anglicana, con 80 millones de fieles, cuyo patriarca, el arzobispo George Carey, se jubila ahora como un común mortal a los 67 años de edad.

No todos los teólogos reconocen, sin embargo, el gobierno monárquico de la Iglesia como emanado de Cristo, sino que lo consideran una aportación posterior de la Iglesia.

Con su intervención en la polémica, casi como portavoz oficioso del Vaticano, Messori intenta poner punto final a un debate que dura desde hace años. Las pésimas condiciones físicas del Pontífice, que además de padecer Parkinson desde principios de los años noventa, ha sufrido diversas intervenciones quirúrgicas, y sufre desde hace meses de una severa artrosis en la rodilla derecha, desataron recientemente fuertes rumores sobre un posible cese.

Un semanario checo, basándose en presuntas declaraciones de la jerarquía polaca, publicó el mes pasado un reportaje en el que se señalaba la más que probable posibilidad de que Karol Wojtyla anunciara su renuncia a la cátedra de Pedro durante el viaje que hará entre el 16 y el 19 de agosto a su país. El portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, se vio obligado a desmentir esta información. Pero los comentarios sobre la posible renuncia del Papa han estado en boca de cardenales y altos cargos de la jerarquía católica desde hace años.

El cardenal alemán Karl Lehmann, arzobispo de Maguncia, fue uno de los primeros en suscitar públicamente el tema en 2000, al declarar que, en su opinión, el Papa debería tener el coraje de dimitir, si se sintiera incapacitado para guiar la iglesia. Una hipótesis que provocó enorme revuelo en Vaticano.

Las dificultades del Papa para desplazarse fueron evidentes durante su último viaje internacional, a Bulgaria y Azerbaiyán, en mayo pasado.

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