'Tenemos fuertes presiones de los Gobiernos'
Entre centenares de kilos de documentos e informes, el todopoderoso comisario de la Competencia, el italiano Mario Monti (Varese, 1943), muestra las dos tarjetas de árbitro que guarda en un cajón para casos extremos. Y los debe tener, porque cuenta que la clave de su puesto consiste en resistir 'las fuertes presiones' de los lobbies e incluso de los propios Gobiernos. Ahora teme que precisamente esa independencia pueda ser el origen de algunos intentos claros de que Bruselas pierda poder en la delicada política de la competencia. Aparentemente frío y calculador, Monti reconoce que sí vibra con las carreras de fórmula 1, sobre todo si gana Ferrari, y con su gran afición al ciclismo.
'Existen intereses por hacer más dócil a la Comisión Europea en cuanto a competencia'
'Los carteles son muy perjudiciales; trataremos de reprimirlos donde se presenten'
Pregunta. Le llaman SuperMario, como al héroe de los videojuegos...
Respuesta. Son los periodistas los que han creado esa imagen.
P. También los directivos de las grandes compañías y los Gobiernos, que le ven como el hombre en Bruselas que les puede echar abajo operaciones estratégicas de miles de millones de euros.
R. Son expresiones anecdóticas. La política de la competencia ha tenido desde sus orígenes en los años cincuenta un poder muy fuerte en la estructura de la Unión Europea. Eso es lo que hace realmente interesante desempeñar este trabajo. Es un poder que te permite, después de un análisis exhaustivo, ir contra los abusos de mercado, contra los monopolios y contra ayudas de Estado excesivas e ilegales.
P. ¿Se siente el enemigo público número uno de los intereses norteamericanos a raíz del veto que impuso a las fusiones entre General Electric y Honeywell o MCI / WorldCom y Sprint?
R. Nunca. Ni número uno ni enemigo de los americanos. Hay grandes lazos de colaboración diaria con las autoridades estadounidenses y estrategias conjuntas por dar pasos hacia un buen gobierno global en materia de competencia, además de amistad. Claro que la decisión en el caso GE-Honeywell, contraria a la norteamericana, creó un momento de tensión. La opinión pública estadounidense no se esperaba el veto y recibió un duro golpe, pero esto les ha servido para ver a la UE en el mapa. Esta política, si se hace en serio y de forma correcta, prescinde de la nacionalidad de las sociedades. Por tanto, se hace con los mismos criterios en Europa y en Estados Unidos.
P. Usted no es un político tradicional y, además, se caracteriza por ser muy frío, prudente y calculador. ¿Es una condición indispensable para llevar esta cartera tan delicada?
R. Incluso si uno no es político de tipo tradicional, hace falta tener la capacidad de hacer frente a los políticos tradicionales a todos los niveles. La competencia tiene una dimensión política, que requiere tener capacidad de enfrentamiento, a veces muy duros, y capacidad de explicar las decisiones, sobre todo a los ciudadanos. Y al mismo tiempo debemos aplicar el Tratado y la legislación comunitaria en cada caso concreto. Hace falta combinar las dos capacidades: la de valorar con frialdad y distancia el caso y la de seguir una línea política. El punto está en resistir presiones muy fuertes que tenemos de los lobbies y de los propios Gobiernos.
P. ¿Hasta qué punto se puede ser flexible?
R. En nuestro trabajo tenemos que ser árbitros, no jugadores. Para eso tengo estas dos tarjetas en mi despacho. La amarilla significa advertencia. La roja, vetos y multas. Pero nunca las he enseñado, salvo en sentido figurado.
P. Puesto que van a modificarse las reglas sobre fusiones, ¿habrá una aproximación a las existentes en EE UU?
R. Hoy no hay grandes diferencias en la aplicación práctica de los dos sistemas legales, aunque sean distintos en teoría. Mi intención es la de presentar propuestas concretas a final de año. Estamos estudiando si mantenemos como criterio de nuestras reglas la creación o reforzamiento de la posición dominante, o bien, si introducimos el concepto norteamericano de 'disminución sustancial de la competencia'.
P. La diferencia esencial con el sistema americano es que las decisiones de competencia que adopta la Comisión Europea tienen efecto inmediato y después las partes las pueden recurrir ante el Tribunal. En EE UU se hace justo al revés.
R. Es un punto muy importante, pero es la tradición europea la que funciona así, y tampoco es una particularidad de la Comisión. En materia de fusiones, es ahí donde nuestro sistema marca una diferencia frente al norteamericano. En todo caso, el control judicial existe y no es verdad que la Comisión es fiscal y juez a la vez. El juez existe, ¡y cómo! Lo hemos visto en el caso Airtours-FirtsChoice . En cualquier caso, debemos reforzar nuestro sistema de decisión.
P. Precisamente, esa sentencia puso en cuestión algunos de los métodos seguidos por la Comisión Europea. ¿No pone en riesgo sus evaluaciones, especialmente a la hora de aplicar el principio de dominio colectivo del mercado por más de dos empresas?
R. Estamos profundizando en todos los aspectos de la sentencia, con la máxima seriedad y respeto. Para nosotros es una guía muy importante, como en los casos en los que la Comisión gana. Estoy firmemente convencido de la importancia de esta decisión. De todas formas, no pone en cuestión como tal la doctrina del dominio colectivo. Además, también se aplica este principio en EE UU y en las principales autoridades de la competencia de todo el mundo, pero la llaman de otra manera. Tenemos el deber de mejorar siempre nuestros instrumentos y de evitar errores que hayamos podido cometer en el pasado, porque las empresas que presentan sus proyectos de fusión y nuestros interlocutores tienen derecho a tener un servicio que funcione bien, no sólo con independencia de juicio.
P. Pero con las actuales reglas parece muy difícil crear empresas paneuropeas.
R. No. Hay ejemplos recientes, como en el sector siderúrgico la fusión entre Arbed, Aceralia y Usinor; en el de la defensa con EADS; en el de los medios de comunicación con Vivendi-Canal+-Universal; en la distribución con Carrefour-Promodes o TotalFinaEfl y otras muchas. Sólo hace falta que no se cree una posición dominante en un mercado y, si es así, entonces pedimos que desinviertan.
P. La prevista reforma de reglas de la competencia llega cuando las decisiones de su departamento son criticadas por abogados, empresas, el Gobierno alemán... ¿Hay un intento de restar poder a Bruselas?
R. Es cierto. Hay una convergencia de intereses para intentar hacer más dócil a la Comisión Europea como autoridad de la Competencia. No es casual que esto ocurra ahora, después de unos años en los que Bruselas ha dado pruebas de gran independencia respecto a las grandes empresas, los Gobiernos de los Estados miembros y de otros fuera de la UE. Pero, al mismo tiempo, hay una conciencia clara de que, para el desarrollo de la economía, tener un mercado plenamente competitivo es fundamental y que una política de la competencia incisiva es uno de los principales acicates de las reformas económicas y estructurales.
P. A la hora de descubrir y eliminar carteles, la Comisión ha detectado casos espectaculares. ¿Dónde se centrarán sus próximas actuaciones?
R. Donde haya carteles. Si tenemos indicios, intervendremos. Los carteles son muy perjudiciales para los consumidores. Por eso trataremos de reprimirlos donde se presenten.
P. La situación financiera en el sector europeo de las telecomunicaciones y de los medios de comunicación es delicada. El caso de Tele+ y Stream en Italia lo ha puesto de nuevo de relieve.
R. Hay que ver caso por caso, pero en términos generales la política antimonopolio no es coyuntural. No se puede modular en función de las dificultades por las que atraviese un sector concreto. Con respecto a lo ocurrido en Italia, la operación, si se produce, tiene dimensión comunitaria y, por tanto, deberá ser notificada. No puedo decir más. Como también tiene que ser notificada la operación entre Sogecable y Telefónica. A primera vista parece que hay problemas notables de competencia en el mercado de la televisión de pago y otros conexos en España. Pero no podemos entrar en más detalles. La fusión tendrá implicaciones en AudiovisualSport porque las dos sociedades son los principales accionistas y estamos analizando el impacto. Pero será valorado cuando el procedimiento se concluya, sin prejuzgar un resultado. Hay que esperar antes de decidir.
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