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Las obras ponen Barcelona patas arriba

Los trabajos del tranvía restringirán la circulación en la Diagonal durante el mes de agosto

¿Verano? Obras. Una asociación que empieza a ser casi obligada en Barcelona. Este año han llegado ya los calores y, a su conjuro, las máquinas, las restricciones de tráfico y los desvíos. No hay mal que por bien no venga, los conductores aprovechan para conocer mundo y apreciar lo variado de la ciudad descubriendo rincones insospechados. Este año las obras se ceban en la zona universitaria de la Diagonal (por el tranvía), con el agravante de que la Ronda del Mig sigue incompleta (como ya ocurrió el pasado año). Son, con las de la zona del Fòrum, las obras mayores, pero no las únicas.

El conductor de Barcelona y su área de influencia ha desarrollado un cierto instinto para descubrir caminos cada día diferentes. En los últimos años ha habido restricciones de tráfico en todas las entradas a Barcelona, y las que no, ya las vivirán. La consigna es que nadie escape a una buena obra.

Así, quienes entraban o salían de la ciudad por el norte desde el Vallès se encontraron con la transformación de la Meridiana; quienes proceden del Maresme o se dirigen a él padecen en la Ronda Litoral y algún día padecerán las obras de la semicobertura de la Gran Via y del tranvía del Besòs.

En la zona sur, la plaza de Cerdà ha sido históricamente una eficaz trampa para conductores y, una vez resulto el problema, se ha logrado realizar obras un año sí y otro también en la Ronda del Mig en toda su longitud: desde Cerdà hasta el Guinardó, sin olvidar Sarrià y la Travessera de Dalt.

De hecho, la ronda sigue semicerrada al tráfico entre Sarrià y Cerdà y totalmente cerrada en algún tramo. Y lo que te rondaré. Porque buena parte de los conductores utilizan ahora desvíos a los que, en el mes de agosto, se les pondrá coto con las obras del tranvía. Unas obras que en los últimos días avanzan a un ritmo lento, cansino, indolente. Es decir, casi nada.

La culpa es de un colector que ha aparecido donde no estaba previsto. Hay que trasladarlo, pero se esperará a que se inicien los cortes de verdad, ya en plena canícula. Este descubrimiento inesperado (ayer ni siquiera el Ayuntamiento de Barcelona pudo dar cuenta de este hallazgo del subsuelo) ha puesto freno al tranvía. La intención de la empresa constructora era haber iniciado la colocación de los raíles en el mes de abril, inmediatamente después de la cumbre de jefes de Estado que puso la Diagonal en estado de sitio obligando a la compañía a suspender las obras durante unos días. No ha podido ser.

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Con todo, fuentes de la empresa concesionaria aseguraron que a principios de septiembre la Diagonal estará lista para recibir el tráfico de inicio de curso y que todas las obras de envergadura se realizarán durante las últimas semanas de julio y las del mes de agosto.

Más aún, el primer nuevo tranvía estará en Barcelona unos días antes de las fiestas de la Mercè, en un intento de convencer a los ciudadanos de que las restricciones que han vivido durante los meses pasados eran de verdad para construir un nuevo sistema de transporte. No podrá aún funcionar, porque faltará casi toda la instalación eléctrica, pero puede ser instalado donde estuvo la primera muestra: en la zona de L'Illa Diagonal.

El mes de agosto servirá también para cambiar de sitio buena parte de las entradas y salidas del metro de la línea 3 en esta zona, ya que ahora ocupan un espacio que está reservado al tranvía.

A finales de agosto, los conductores recuperarán también parte de los carriles ocupados por las obras en los accesos de Entença y la avenida de Sarrià.

Pero las obras no se acaban ahí. Aunque con menores dimensiones, se reproducen en otras partes de Barcelona.

Dentro de unos días se procederá a realizar restricciones de tráfico en la confluencia de Rosselló con Diagonal para permitir el cruce directo al tráfico rodado.

En la Riera de Sant Miquel se realizará una segunda ampliación de la acera a la altura de la calle de Sèneca.

También se cortará la calle de Casanova, entre la Gran Via y Consell de Cent, con el objetivo de renovar el pavimento.

Mientras, sigue sin estar terminada la reforma del paseo de Maragall, al igual que los tramos de Escorial de la Ronda del Mig.

No son trabajos que provoquen grandes atascos, equiparables a los de la Ronda del Mig, la Diagonal o la Ronda Litoral, pero la suma de unos y otros acaba provocando la sensación de que en Barcelona, a falta de barricadas -que ya no se llevan-, hay obras. Muchas obras.

Las entrañas de la calle de Mallorca

Dentro de unos meses, las obras del AVE supondrán la apertura en canal de la calle de Mallorca entre Entença y Borrell. A partir de ese punto el nuevo túnel se construirá con tuneladoras, pero hasta ahí es imprescindible realizar la obra al aire libre. El tren de alta velocidad cruzará Barcelona por la calle de Mallorca y no por la de Aragó. Un triunfo de la lógica municipal y una derrota en toda regla de las tesis de Política Territorial. El anterior consejero, Pere Macias, había convencido al Ministerio de Fomento de que el AVE tenía que pasar por Aragó, pero Felip Puig no ha conseguido amarrar la jugada. Esto tiene consecuencias de calado a efectos de obras, porque la línea del AVE es más profunda que las de Cercanías. Y construirla exigirá trabajar a cielo abierto en un buen tramo: desde la salida de la estación de Sants hasta, por la zona de la avenida de Roma, la confluencia de las calles de Mallorca y Borrell. El tramo más espectacular será el de la calle de Mallorca entre Entença y Borrell, porque la zanja, en su lugar más profundo, tendrá más de 20 metros y ocupará casi toda la calle. 'No hay otra forma de hacerlo', explicaba esta misma semana el primer teniente de alcalde barcelonés, Xavier Casas. Un segundo punto caliente será el de la Rambla de Catalunya. La construcción de la estación exigirá también la afectación de la superficie. El tercer punto crítico, equivalente en dimensiones al de Mallorca-Borrell, estará situado una vez cruzada la avenida de la Meridiana. También allí se construirá uno de los llamados 'pozos' que sirven para que los camiones puedan sacar la tierra removida por las tuneladoras.

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