La hermana mayor de Sevilla

Buena parte de la plaza Castello de Milán, uno de los centros neurálgicos de la ciudad italiana, está estos días ocupada por una carpa de 200 metros cuadrados en la que se escuchan sevillanas a todo volumen, se acompaña una tapa de salmorejo con un botellín de Cruzcampo y se vende cerámica de la capital andaluza. Y a los milaneses parece que les gusta, a juzgar por cómo se concentran al oir la música y por el interés que despertó entre los touroperadores italianos, el pasado martes, la oferta de los empresarios turísticos sevillanos que viajaron a la capital lombarda guiados por la Delegación de Turismo del Ayuntamiento hispalense.

El próximo otoño, Milán devolverá la visita y se venderá en Sevillla, y los alcaldes de las dos ciudades aprovecharán para rubricar el acuerdo de hermanamiento que acaban de cerrar sus respectivos concejales de Turismo. Si el convenio trasciende la mera declaración de buenas intenciones, Sevilla tendrá una hermana mayor a la que cortejaba desde hace tiempo Barcelona.

El acuerdo, según adelantaron los dos concejales, Blas Ballesteros (PSOE) y Giovani Bozzeti (Alianza Nacional), supondrá una estrecha colaboración empresarial y cultural en la que, en principio, Sevilla sale ganando. En la ciudad andaluza están ahora despertando sectores en los que Milán es más que un referente, como la moda o la ópera, dos de los temas que la delegación sevillana ha puesto sobre la mesa para vertebrar el acuerdo.

La capital lonmbarda, con alrededor de un millón y medio de habitantes, el doble que Sevilla, es también una importante proveedora de turistas para la ciudad andaluza. 'Es un turismo que nos interesa enormemente', explicó el pasado martes en Milán el gerente del Consorcio de Turismo de Sevilla, Gerardo Quintana. 'Milán es uno de nuestros grandes clientes en turismo de congresos', subrayó Quintana, que añadió que cada uno de estos turistas gasta en Sevilla aldededor de 270 euros diarios.

Según lo hablado por los dos concejales, el acuerdo incluirá privilegios especiales para potenciar el turismo entre las dos ciudades y que debería desembocar en la conexión aerea directa entre Milán y Sevilla, separadas en teoría por apenas tres horas de vuelo, pero alejadas en la practica por la obligación de transbordar en Madrid o Barcelona.

Además, Milán tiene un amplio sector empresarial centrado en la industria aeronáutica y que ya se ha interesado por la próxima instalación en Sevilla de la planta de ensamblaje del Airbus 400. Aunque aún hay poco más que un esquema del hermanamiento, Ballesteros y Bozzeti ya han hablado incluso de la posibilidad de organizar conjuntamente un encuentro anual de moda, que podría alternar su sede entre las dos ciudades y que garantarizaría la presencia de la emergente industria de la moda sevillana en una de las pasarelas más importantes del mundo; asimismo, el Palacio de Exposiciones y Congresos (Fibes) pretende organizar en 2003 una feria internacional de la moda y certificar la asistencia de Milán supondría multiplicar su relevancia.

La ciudad italiana, por su parte, también 'tiene mucho que aprender' de la cultura sevillana, según subrayó Bozzeti, que advirtió que la capital andaluza es especialmente conocida y apreciada entre los milaneses por ser el escenario donde transcurren algunas de las más famosas óperas, uno de los pilares culturales y económicos de la capital lombarda. Este vínculo no pasará desapercibido en el diseño del hermanamiento, que prevé intercambio de producciones y proyectos conjuntos entre la Scala y el Maestranza.