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Reportaje:

La voluntad del artista

Un almeriense con un 86% de deficiencia visual construye un velero

Rafael García Sánchez tiene 56 años, cinco hijos, dos nietos, una esposa que es compañera y amiga y un 86% de deficiencia visual. Y tiene también un barco, un velero de unos dos metros de eslora que cumple una función ornamental. Pero su valor va mucho más allá de su imagen. A principios de año Rafael García, que lleva más de tres décadas como vendedor de cupones de la Once, cayó enfermo. No podía salir a trabajar pero, lejos de dejarse abatir por la inactividad decidió aprovechar el tiempo libre para dar rienda suelta a una de sus pasiones: las manualidades. Así fue como empezó a construir su velero.

Rafael tenía en su casa un tablón grande de madera y decidió partirlo en tres trozos. 'Después de partir el tablón pensé que podía hacer un barco y así fue como empecé y después, cuando me recuperé, continué trabajando en el barco en los ratos libres que me dejaba el trabajo', explica.

El Virgen de los Dolores - 'le he puesto ese nombre por una vecina a la que le tenemos mucho aprecio'- fue tomando forma según Rafael García iba moldeando los materiales que encontraba en cualquier rincón. 'El barco está hecho entero con cosas que íbamos encontrando por ahí, en la calle. Lo único que compré fue hilo, pegamento y cartulinas. Tampoco he usado metro porque iba haciendo las medidas con los dedos. Sólo he utilizado cristal, lija, tijeras y unas tenazas para ir cortando los juncos con los que está hecho', explica.

Debido a su deficiencia visual, se ha visto obligado a ir dando forma a los materiales con el rostro prácticamente pegado a cada uno de los elementos con los que estuviera trabajando en cada momento. Sólo de ese modo podía robarle algo de ayuda a su prácticamente inexistente capacidad visual.

La construcción no ha sido sencilla. 'Como tenía que estar trabajando desde muy cerca, cuando llevaba un rato con el pegamento tenía que dejarlo y descansar porque empezaba a marearme con el olor', asegura.

Para algunos detalles no le ha bastado la voluntad y ha precisado del apoyo de su esposa. 'Algunos detalles, como los muebles en miniatura que hay dentro de los camarotes los he logrado gracias a que mi mujer los iba haciendo siguiendo mis instrucciones, porque yo eso ya no podía verlo', comenta.

A Rafael García su trabajo como soldador cuando era joven le pasó factura. Sus ojos se quemaron de tanto soportar las chispas de las soldaduras. Hoy ya no puede distinguir un rostro a medio metro de distancia. 'Me han dicho que ya no tengo operación', comenta con la naturalidad del que tiene asumido su futuro.

La afición de Rafael García Sánchez por los trabajos manuales viene de lejos. 'He hecho cuadros tallados en madera y también más barcos, algunos con cerillas, otros con palillos y joyeros con hilos de seda de colores', explica. Pero uno de los trabajos de los que se siente más orgulloso es precisamente el velero al que ha bautizado como Virgen de los Dolores.

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