Una pareja de colombianos, muy graves tras ser tiroteados en la terraza de un bar
Dos hombres utilizaron dos pistolas para disparar siete veces contra las víctimas
Esnéider M., de 37 años, y una mujer de 30, ambos nacidos en Colombia, fueron tiroteados ayer en plena calle cuando estaban consumiendo un par de botellas de agua en la terraza de un bar de Chamberí. Dos desconocidos se acercaron a ellos y, sin mediar conversación, les descerrajaron siete tiros que dejaron en estado crítico a los dos heridos. Los criminales, que utilizaron dos pistolas de los calibres 9 milímetros Parabellum y 7,65, se marcharon andando, calle abajo. La Jefatura Superior de Policía se negó a facilitar las identidades de los heridos, ya que, a pesar de que las víctimas llevaban sus pasaportes, los investigadores cotejarán sus huellas dactilares en los archivos policiales.
Los heridos se sentaron en la última mesa de la terraza del pub Square, sito en el número 15 de la plaza del Conde del Valle de Súchil, sobre las 12.30. Él entró en el local, un pub decorado al estilo irlandés, y pidió dos botellas de agua mineral sin gas. José Luis López Torresano, camarero y socio del local, le atendió en la barra. Le dijo que se dirigiera a la mesa, que él mismo les llevaría las consumiciones. 'Estaban muy tranquilos. No he notado que estuvieran mirando de un lado a otro', señaló el camarero, que vio el tiroteo desde dentro del local.
No pasaron ni dos minutos tras servirles, cuando se acercaron a la mesa de la pareja dos hombres vestidos con pantalones oscuros y camisas claras. Sin mediar ninguna palabra, comenzaron a tirotearles, a menos de un metro de distancia.
'He oído varios golpes muy secos, como si fueran petardos. Le he dicho a mi hermana: 'Mira, la gente ya empieza a animar el partido de España de mañana', comentó María Isabel Mallagray, testigo de los hechos. La realidad, sin embargo, era mucho más grave. El hombre había recibido tres tiros por el cuerpo y otro en la cabeza, mientras que su acompañante resultó herida muy grave de un disparo en la cabeza. 'Mi hermana y yo nos agazapamos junto a la pared. Ella me ha dicho que ni mirara ni me moviera, porque unos hombres estaban pegando unos tiros', añadió Mallagray.
La mujer quedó tirada en la silla, mientras que él intentó seguir a sus atacantes. Cayó a los dos metros boca abajo, tras un seto de aligustre. Sangraba abundantemente y sólo balbuceaba unas palabras, ininteligibles para las personas que le auxiliaron. Sobre la mesa quedaron intactas las patatas fritas que les habían puesto de aperitivo. Los atacantes, que iban a cara descubierta y que tenían unos 30 años, enfundaron las pistolas y salieron andando hacia la calle de Rodríguez San Pedro. 'Los atacantes han debido de seguir a las víctimas, porque sólo han pasado un par de minutos desde que les sirvieron cuando les han disparado', explicó otro testigo.
Ajuste de cuentas
Un cliente del local avisó desde su teléfono móvil a la policía y a los servicios sanitarios. Dos UVI móviles se desplazaron al lugar. Primero trasladaron a la mujer a la clínica de la Concepción, donde ingresó muy grave. Los facultativos tardaron más tiempo en estabilizar a su compañero. Las lesiones que sufría le hicieron entrar en parada cardiorrespiratoria. Al final, fue trasladado al hospital Clínico.
Fuentes de la Jefatura Superior de Policía señalaron que el motivo del tiroteo apunta a un ajuste de cuentas entre bandas rivales de colombianos. La policía está pendiente de confirmar a través de la Interpol si las víctimas tenían antecedentes en España o en su país de origen.
Al lugar del tiroteo se desplazaron agentes de la comisaría de Chamberí y del Grupo VI de Homicidios, que se encarga de las investigaciones. Los policías recogieron desparramados junto al lugar del tiroteo siete casquillos de los calibres 7,65 y 9 milímetros Parabellum. Este calibre es habitual en los últimos tiroteos protagonizados por las mafias colombianas en Madrid. Fue utilizado en uno de los sucesos más sangrientos del año pasado: tres jóvenes, de entre 25 y 31 años, murieron tiroteados en el barrio de Ascao (Ciudad Lineal) la noche del 25 de septiembre. Entre ellos se encontraba Elkin Iván Escudero, de 25 años, un sicario que había llegado a España horas antes.
La policía ha decomisado un Mercedes en el que supuestamente pretendían huir los atacantes.
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