Bruselas propone la venta de licencias de UMTS para paliar la crisis del sector
La Comisión presentará en Sevilla un análisis sobre el futuro de la telefonía de tercera generación
La Unión Europea quiere sacar del atolladero a la telefonía móvil de tercera generación, conocida como UMTS. La Comisión Europea presentará ante la cumbre de Sevilla un estudio en el que analiza los obstáculos económicos y legales que impiden el desarrollo de esta tecnología y propone modificaciones a futuro. Entre ellas destaca la posibilidad de que las licencias obtenidas se puedan vender o transferir entre los operadores como si fueran activos clásicos de las empresas. Lo que Bruselas no quiere cambiar son las condiciones concretas de las licencias.
El salto a la tercera generación de telefonía móvil (3G o UMTS) no termina de cuajar en Europa. Tan sólo se han lanzado dos proyectos piloto en la isla de Man y Mónaco. Un retraso que es generalizado en todo el mundo, salvo en Japón, donde desde octubre ya se ofrecen servicios comerciales a través de esta tecnología a más de 106.000 clientes.
La causa principal de este atraso se atribuye a la complicada situación financiera por la que está atravesando el sector de las telecomunicaciones a raíz de la crisis económica, que ha coincidido justo con la etapa de desarrollo de las redes y de los servicios, sin dejar de lado el impacto negativo de los 110.000 millones de euros desembolsados para la adquisición de las licencias.
'Nos encontramos en un momento crucial', según el comisario europeo de Sociedad de la Información, Erkki Liikanen. La Comisión Europea considera que ahora está en manos de los Gobiernos europeos el crear las condiciones necesarias para que se pueda desarrollar este nuevo sistema de comunicación móvil, y pidió a los Quince 'mayor flexibilidad' para que el sector pueda hacer frente a situaciones 'imprevisibles' en el mercado.
Bruselas se plantea la posibilidad de que los operadores consideren las licencias que poseen como un activo clásico que se pueda transferir, intercambiar o revender. 'Esto permitirá un uso más eficiente del espectro y proveerá mayor liquidez para invertir', añadió el comisario.
La Comisión Europea también pone especial énfasis en la necesidad de que desde los poderes públicos solventen los problemas físicos que impiden el despliegue de la infraestructura, como las autorizaciones que deben dar los ayuntamientos para la instalación de estaciones base y repetidores. Sin olvidar el aspecto esencial de los contenidos y los servicios que se suministrarán a través de las UMTS. El mensaje principal lanzado ayer por Bruselas es que se debe 'dejar jugar al mercado' como ya sucedió cuando comenzó la primera carrera por las licencias UMTS. 'En principio, no hay que cambiar nada en las condiciones de concesión de las licencias', afirmó Liikanen.
En el caso de que se hiciera, Bruselas recuerda que son los Estados miembros 'los que deben cambiarlas' de una manera 'transparente, no discriminatoria y proporcionada', para que se cree 'un ambiente competitivo sano'. Lo ideal para conseguirlo sería que 'se siguiera un enfoque armonizado' a la hora de conceder nuevas licencias y en la atribución del espectro radioeléctrico en la UE para favorecer una integración del mercado y así evitar cualquier tipo de distorsión que cree incertidumbre en el sector.
Las compañías operadoras de telecomunicaciones y los fabricantes de los sistemas están revisando sus estrategias y están dando prioridad a la solución de los problemas financieros, deshaciéndose primero de las actividades que 'no son esenciales' para centrase donde hay más ingresos y reducir al mismo tiempo el gasto.
La utilización conjunta de las infraestructuras de red está siendo una de las vías mejor consideradas para reducir la inversión inicial para el desarrollo de las UMTS.
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