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Entrevista:DAVID BOWIE | Músico

'Mi último disco refleja el lado oscuro de la existencia'

Con su nuevo álbum, Heathen, que se publica hoy en España, David Bowie cambió de compañía, de Emi a Sony. El músico británico habla en esta entrevista sobre el carácter efímero de la vida humana, sobre su vida en Nueva York tras los atentados del 11 de septiembre y sobre la influencia del compositor Richard Strauss en su último trabajo.

Pregunta. Usted es conocido por su atractivo como estrella del rock. ¿Por qué la portada de Heathen es tan oscura, y por qué sus globos oculares son blancos como si fuera ciego?

Respuesta. La portada es un homenaje al surrealismo de los años treinta. Un homenaje a Man Ray, a Dalí y a la película de Luis Buñuel El perro andaluz. Pensé que podría sacarle mucho partido a ese periodo.

'La mayoría de los jóvenes no saben lo que significa la muerte, no tienen ni idea'
'Cada vez me sienta peor que la vida tenga una fecha de caducidad'

P. Heathen significa bárbaro. La canción homónima que incluye el disco transmite una tristeza majestuosa. ¿De dónde proviene?

R. La canción trata del carácter efímero de la existencia humana y de algo que me preocupa mucho: cada día la vida se despide un poco más de mí.

P. Usted tiene 55 años y, como se suele decir, está en los mejores años de su vida. ¿Por qué se queja? ¿Está enfermo?

R. No, yo adoro la vida. No obstante, los temas de mi último trabajo reflejan el lado más oscuro de la existencia: el miedo, las dudas, la depresión, la pérdida o la desilusión. Me centro principalmente en los estados de miseria absoluta. (Risas).

P. De todos modos, en esos temas siempre aparece la esperanza de un cambio. ¿Comparte la opinión del héroe interpretado por Russel Crowe en Gladiator cuando dice: 'Si la muerte se ríe de ti, todo lo que puedes hacer es reírte tu de ella'?

R. Quizá. No obstante, toda mi vida he tenido muchos miedos. Ése es el argumento principal de mi trabajo y de mi búsqueda interior. Sufro crisis constantemente. Y a muchos artistas que admiro les ocurre lo mismo. Siempre regresan a los mismos temas.

P. ¿Qué ha sido de aquellas canciones en las que celebraba el lado más bello de la vida, como Rebel, Rebel? ¿Acaso le resulta desagradable escribir cosas así hoy en día?

R. Digamos que con 55 años me cuesta interpretar una canción que describe los sentimientos de un joven de 18. Es difícil que consiga conservar ese estilo.

P. Anteriormente, sobre todo en los años setenta, usted se arriesgó a jugar con la muerte. En aquella época se comportaba como si no fuera a llegar a los 30. Parecía seguir el lema del rock and roll: muere joven y deja un cadáver bonito. ¿Por qué ahora se muestra tan interesado en la vida?

R. Ese juego con la muerte no era más que una idea romántica y heroica con la que sueña la mayoría de la gente joven. Es el reflejo de los poemas de Byron o Shelley que se leen a esa edad. Además, uno se imagina románticamente como un buen perdedor que se enfrenta a un final precoz. Pero mirándolo desde mi perspectiva actual, me parece una tremenda idiotez. La mayoría de los jóvenes no saben lo que significa la muerte, no tienen ni idea. Nunca han visto morir a nadie. Les falta profundidad y experiencia.

P. Suena muy adulto.

R. Mire, por fin he solucionado algunos de mis problemas personales. Por ejemplo, antes me sentía fatal en público. Sentía que no sabía cómo debía comportarme ni cómo debía hablar...

P. Sin embargo, parecía sentirse bastante seguro sobre los escenarios y delante de su público. ¿Le ha curado de sus miedos su mujer, la modelo Imán, con la que lleva casado 10 años?

R. Por supuesto que ha contribuido. Antes era muy inseguro y me daban miedo las relaciones. Nunca había pertenecido a nadie. Pero ahora sí. Cada vez me siento más cómodo. Y por eso cada vez me sienta peor que la vida tenga una fecha de caducidad. Sé que todos tenemos que morir, incluido yo. ¡Vaya juego de mierda! ¿No hay nadie con quien negociar las reglas del juego? Me gustaría llegar a los 200 o 300 años.

P. Ha grabado Heathen en un estudio en Woodstock bajo la dirección de Tony Visconti, que ya produjo Heroes y Scary Monsters, dos de sus canciones legendarias sobre la melancolía y el miedo. ¿Considera este trabajo, realizado en medio de un idílico paisaje rural, una consecuencia de su nueva visión de la vida? ¿Ya no es un hombre de ciudad?

R. Fue idea de Tony Visconti. La verdad es que a mí me daba pánico. Puede que para las ardillas Woodstock sea un sitio genial, pero yo prefiero lugares donde pueda coger un taxi siempre que quiera.

P. ¿Qué le convenció?

R. El estudio. Nos alojamos en una casa de campo antigua, oscura y muy elegante, de los años veinte. Estaba en la cima de una colina. Todo me recordaba a un antiguo yate de lujo de la era Eisenhower. Y efectivamente, resultó que la casa había sido construida por un empresario que se hizo rico fabricando barnices para barcos. El ambiente era impresionante, pero un poco anticuado y decadente. Parecía un decorado salido de Ciudadano Kane. Por todas partes podías sentir el espíritu estadounidense de los años veinte y treinta, el periodo en el que se pasó del derroche a la decadencia y que la caída de la Bolsa hizo que terminara en depresión. La casa estaba llena de euforia y de decadencia.

P. ¿Es cierto que mientras trabajaba en Heathen se dejó influir por la música del compositor alemán Richard Strauss?

R. Sí, sobre todo por sus Cuatro últimas canciones, que, en mi opinión, son las más bonitas y las más fascinantes que jamás haya escuchado. Expresan la melancolía y la solemnidad de Strauss al comprender que moriría y estaría solo. Descubrí a Strauss hace 30 años, cuando vi por primera vez la película de Kubrik 2001: Odisea en el espacio. Escuché el fantástico preludio que hoy se utiliza como sintonía de radio. Por aquel entonces pensé: 'Sublime, seguro que lo ha escrito alguien que se dedica a la música publicitaria'. Pero después, cuando pude hacerme con la banda sonora, descubrí que la había compuesto un tal Richard Strauss.

P. Grabó las canciones de Heathen en julio y agosto del año pasado, pero en ellas ya hablaba de miedo y muerte. ¿Fue un presentimiento ante la futura catástrofe que, el 11 de septiembre, destrozaría Nueva York?

R. No, los temas y los sentimientos que aparecen en el álbum están relacionados con la casa y con el estudio. En esa misma época Natalie Merchant escribió también allí arriba canciones como This house is on fire. Eso también podría considerarse un presentimiento sobre el 11-S, pero no tiene nada que ver.

P. Usted vive cerca del lugar donde se encontraban las Torres Gemelas. ¿Sospechaba que podía haber un ataque?

R. No pensé que alcanzaría tales dimensiones, pero sí imaginaba que podría haber algún atentado. Tras el intento fallido de 1993, estaba claro que lo intentarían de nuevo. Como europeo, consideraba el terrorismo una amenaza auténtica, real. Por mi experiencia en Londres sabía que los terroristas no sólo amenazan con poner bombas, sino que convierten esas amenazas en realidad.

P. ¿Desea seguir viviendo en Manhattan?

R. Me gusta vivir aquí. Me gusta lo que Don DeLillo llamó 'una suma constante de un alto nivel de estrés'. La tensión es mi motor. No es una energía muy alegre, sino algo que tiene que ver con la desesperación y el pánico. Pero me hace sentirme vivo.

P. ¿De dónde viene esa pasión por la excentricidad?

R. Odio la normalidad. Su mediocridad y su exactitud me ahogan.

© Der Spiegel.

David Bowie.
David Bowie.

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