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El helicóptero que se estrelló en Lleida no podía llevar pasajeros

Aviación Civil abre un expediente a Helieuropa, propietaria del aparato

La Dirección General de Aviación Civil ha abierto un expediente a la empresa Helieuropa Services, propietaria del helicóptero que se estrelló el viernes en Torallola (Lleida), porque no estaba autorizada a transportar pasajeros, sino para operaciones de trabajos aéreos. Ayer mismo, tres técnicos de Aviación Civil iniciaron la investigación sobre las posibles causas del accidente, en el que murieron ocho personas.

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La razón de dicho expediente se debe, según indicaron fuentes del Ministerio de Fomento, a que el mencionado helicóptero, modelo Augusta Bell 205 EC-GJL, tan solo 'estaba autorizado a realizar operaciones de trabajos aéreos, pero dicha autorización restringía expresamente el transporte de pasajeros, estando autorizado únicamente para ir a bordo el personal relacionado con el trabajo aéreo a realizar'. Esta limitación fue acordada el pasado 17 de abril por Fomento, que la notificó a la empresa cinco días después a petición de Aviación Civil, dadas las características técnicas de dicha aeronave.

En el helicóptero accidentado, contratado por Fecsa-Endesa para revisar el estado de algunas líneas de alta tensión del Pirineo, viajaban ocho personas, entre ellas la delegada del Departamento de Industria de la Generalitat en Lleida, Divina Esteve. Las otras víctimas son dos funcionarios de este departamento, un técnico de Fecsa-Endesa, dos termógrafos y los dos tripulantes. Todos fallecieron calcinados. Los únicos pasajeros que estaban autorizados a viajar en el aparato eran los técnicos encargados de la misión encomendada a la empresa.

El conseller en cap, Artur Mas, declinó pronunciarse sobre si la Generalitat revisará sus acuerdos con la empresa del helicóptero. 'Primero hemos de conocer las causas del accidente y a partir de aquí se tomarán las decisiones que hagan falta', señaló.

Las causas del siniestro continúan siendo un misterio para los técnicos de Aviación Civil que ayer se trasladaron a Torallola para intentar encontrar entre la chatarra del aparato una explicación técnica a tan extraño suceso. Tres miembros de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil recogieron datos y tomaron fotografías, sin que haya trascendido el resultado de las pesquisas.

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De momento no hay ninguna hipótesis sobre las causas del accidente y todo parece indicar que la investigación será difícil y larga, ya que los restos quedaron esparcidos en un radio de 50 metros. El aparato se partió en dos en el aire, por causas desconocidas, y en cuestión de segundos cayó al suelo haciendo remolinos.

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