Los exámenes y las bibliotecas

Como ustedes sabrán, los estudiantes tenemos ahora nuestros exámenes. A principios de junio nos juntamos en las bibliotecas gente de universidad, de instituto que preparan selectividad o que simplemente tienen que acabar su curso con buenas notas. Un grupo heterogéneo de jóvenes que incluso hacemos colas de media hora para poder estudiar en una biblioteca pública (les invito a visitar la situada en Mateo Inurria poco antes de las tres de la tarde para contemplar tan asombroso espectáculo).

Las ingentes ganas de sabiduría no conocen fines de semana, menos aún en estas agitadas fechas. Y aquí viene el problema: pese a que necesitamos más que nunca estudiar ocho días a la semana, las bibliotecas no abren los sábados y domingos, no diferencian en actividad el mes de octubre del mes de junio. Apelo a las autoridades a que suplan esta falta abriendo los centros de cultura más horas y más días en determinadas épocas, o aténganse a las consecuencias: acabaremos tomando las bibliotecas, negándonos a salir y ocupando un espacio que, como cuidadanos, nos pertenece. Una rebelión de la cultura que, además, competiría con el criminalizado botellón.- Gonzalo Romero Tolosa. Madrid.

Todos los fines de semana de la época de exámenes pasa lo mismo: horas de cola ante la puerta de las dos únicas bibliotecas que permanecen abiertas todo el día durante los fines de semana. Los pisos de estudiantes de Santiago de Compostela no se caracterizan precisamente por sus buenas prestaciones en cuanto a luz, calefacción, mesas y sillas cómodas.

Estudiar en buenas condiciones debe ser un derecho, y no un privilegio de estudiantes que se pueden permitir un piso en buen estado o que viven en su casa. Teniendo en cuenta la gran tradición universitaria de Santiago, es vergonzoso que la cola de espera para coger sitio en la biblioteca se considere algo pintoresco como para que los turistas que nos visitan saquen sus cámaras digitales de última tecnología para dejar constancia de que visitaron la ciudad universitaria con menos prestaciones de toda Europa. Porque somos europeos, ¿no?