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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Complejo de Peter Pan

La fragmentariedad, la levedad de las estructuras narrativas, la profusión de marcas comerciales, la abundancia de referencias a la cultura popular, una prosa hecha de sentencias rotundas como eslóganes publicitarios... éstas son algunas de las características de lo que los críticos universitarios suelen calificar de novela posmoderna. La etiqueta es tan válida como cualquier otra, y la única objeción que cabe hacerse es que a menudo se recurre a ella para despachar sumariamente la obra en cuestión: otra novela posmoderna y punto. Reducir la valoración de un libro a la descripción de ese tipo de rasgos sería como juzgar a un hombre por sus corbatas o a una mujer por su bisutería. O como decir de El largo adiós, de Chandler, que es una novela negra y punto. Se me ocurre, de hecho, que no sería ningún disparate considerar la literatura posmoderna como un género más, al igual que hacemos con la literatura histórica, la erótica o la policiaca. Así, al menos, desalojaríamos algún que otro prejucio y eludiríamos la tentación del maximalismo: entre la ya copiosa producción de los autores llamados posmodernos hay de todo, novelas buenas y novelas malas, del mismo modo que hay buenas y malas novelas policiacas.

AMOR MÍO INFINITO

Aldo Nove Traducción de Juan Manuel Salmerón Mondadori. Barcelona, 2002 189 páginas. 12,95 euros

Todas las características

enumeradas al comienzo de este artículo coexisten en las páginas de Amor mío infinito, última entrega del escritor italiano que se esconde detrás del seudónimo Aldo Nove. Estamos, sí, ante una de esas novelas posmodernas, y sus personajes llevan Smarties en los bolsillos, se refrescan con Calippos, comen en McDonald's, juegan con Barbies, encienden el televisor para ver a Pippi Calzaslargas... Todo esto formaría parte de esa bisutería a la que he aludido. Quitémosela y lo que queda es la delicada, amable, a veces dolorida recreación de una adolescencia, el relato del crecimiento de un ser que en realidad se resiste a crecer, a adentrarse en el mundo de los adultos y convertirse en uno de ellos, con sus tensiones, sus responsabilidades, sus sentimientos de culpa. Lo que queda es una pequeña pero sutil fábula sobre el complejo de Peter Pan.

Novela de formación pero a la inversa, novela de desaprendizaje, Amor mío infinito está construida con materiales en apariencia modestos: los juegos amorosos de los veranos de la infancia, la enfermedad y muerte de la madre, la emoción y el temor del primer beso... Al final, Matteo, protagonista y narrador de la historia, se descubrirá atenazado por una sensación de vacío e inadaptación, una suerte de spleen milanés del que sólo el amor será capaz de redimirle.

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