Chaves anuncia deducciones fiscales para 2003 y afirma que sólo le resta cumplir el 12% de su programa

Contenido, satisfecho y con aire de discurso de investidura. El presidente de la Junta, Manuel Chaves, afrontó ayer su noveno debate del estado de la comunidad con estas tres coordenadas, consciente de que el contexto político en el que se desarrolla el balance anual en el Parlamento está condicionado por la convocatoria de huelga general y de que cualquier propuesta -después de defender el año anterior la posible reforma del Estatuto-, tendría una repercusión de corto recorrido. No obstante, Chaves anunció deducciones fiscales y medidas de transportes y de saneamiento para los ayuntamientos.

Los primeros minutos de la intervención de Chaves hacían pensar en que iba a explotar al límite el rosario de desencuentros entre la Junta y el Gobierno central. Estuvo muy combativo, con ácidas críticas contra el gabinete de José María Aznar y con veladas alusiones a la actitud del PP ante 'determinadas agresiones' a Andalucía, que calificó de 'mezquinas', 'miopes', 'hostiles' e 'ignorantes'. Aludía a declaraciones sobre la 'indolencia' de los andaluces y la visión de región subsidiada que transmiten algunos, 'tópicos de los que sólo deberían ocuparse los historiadores', aseguró. Chaves pidió un 'compromiso de todos' y una 'respuesta contundente' ante los 'insultos'. Al PP dirigió esta frase: 'Si alguien tiene aspiraciones de gobernar algún día esta tierra, tiene que aprender a exigir respeto por Andalucía'.

Elevó el tono de los reproches en su análisis del desarrollo autonómico actual, el cual, opinó, vive una etapa de regresión. A su juicio, el Gobierno central utiliza 'la idea de España como arma arrojadiza en la cacería de adversarios políticos y discrepantes sociales'; mantiene una 'visión rancia' y una 'apropiación partidista' de la nación; 'invade o tutela' las competencias autonómicas; tiene una 'actitud cicatera y desleal' con las comunidades al legislar sobre materias que repercuten financieramente en aquellas; y 'paraliza' el cumplimiento del Estatuto al demorar el traspaso de determinadas competencias, como las de empleo. 'En definitiva', concluyó, 'un nuevo y flagrante caso de arbitrariedad y discriminación con Andalucía'.

Chaves dio un brusco viraje a su discurso -se notó que la pluma la habían cogido varias manos- para centrarse en lanzar nuevos proyectos, que intercaló con un balance consejería por consejería, cuajado de datos y estadísticas a la hora de resaltar la convergencia con la UE y entre las provincias que le llevó a afirmar que se ha producido 'un cambio estructural' en la economía andaluza. Se le notó satisfecho por la gestión de dos años de Gobierno, hasta el punto de que cifró con precisión de matemático el grado de ejecución de sus compromisos electorales: 'El 71% está ya realizado o en ejecución; el 17% se encuentra en trámite y sólo el 12% restante puede considerarse pendiente'.

Las principales novedades del discurso de Chaves -quien aludió de pasada a su propuesta de segunda modernización, pero no mencionó la reforma estatutaria- se centraron en las deducciones fiscales en los tributos cedidos por el Estado y en un paquete de medidas destinado a los ayuntamientos. Las desgravaciones no se verán hasta los presupuestos de 2003, una vez que se aprueba la ley estatal correspondiente, y principalmente irá dirigidas a menores de 35 años para la compra o alquiler de vivienda, reducción del impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados, exclusión de tributación en el impuesto de sucesiones y rebajas en el tramo del IRPF cedido a la Junta a las personas que se hayan acogido al decreto de apoyo a las familias.

En cuanto a los ayuntamientos, las medidas anunciadas afectan a los transportes metropolitanos y a los metros de Sevilla, Málaga -anunció otra línea además de la ya prevista- y Granada; la rehabilitación de cascos históricos de las capitales mediante convenios; y un plan de saneamiento financiero para los ayuntamientos de 1.500 a 10.000 habitantes.

A lo largo de su intervención, el socialista lanzó guiños evidentes hacia Los Verdes, su socio de legislatura, y, en menor medida, a sus coaligados andalucistas (ni siquiera dijo que había un Gobierno de coalición). También puso en suerte, quizás esperando la respuesta de la jefa de la oposición en su turno, la aportación del PER a la política agraria andaluza y en la mejora de los pueblos de Andalucía. Fue la primera de las dos veces que provocó tímidos aplausos (casi palmas sordas) de los diputados socialistas, instruidos en mantener una compostura estatuaria en la primera intervención de Chaves.