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Entrevista:PAULINO PLATA | Consejero de Agricultura

'Bruselas quiere dejar la pesca en manos de las grandes empresas'

Pregunta. Usted y los representantes del sector pesquero andaluz han decidido no participar en la mesa abierta por el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, para fijar la postura española ante la reforma propuesta por el comisario europeo de Pesca, Franz Fischler, ¿por qué?

'Esta propuesta es mucho más grave que la falta de acuerdo con Marruecos'
'No creo en la capacidad negociadora de Arias Cañete, puede repetirse la historia'

Respuesta. Ya tuvimos suficiente con la experiencia del grupo que se creó en las negociaciones pesqueras con Marruecos, que sólo sirvió para acallar las voces de protesta. Aquello dio un resultado negativo y no vamos a volver a participar en la ceremonia de la confusión con un nuevo grupo y más reuniones de muchas declaraciones grandilocuentes y nada detrás.

P. Pero en esta ocasión, Arias Cañete ha expresado su rotundo rechazo al plan de Bruselas y parece dispuesto a conseguir suficientes apoyos para frenarla.

R. Esta propuesta es mucho más grave para el sector que la falta de acuerdo con Marruecos. Porque se trata de darle la vuelta como un calcetín a la política pesquera, que es una de las pocas políticas comunes que tenemos en Europa. Se quiere reorientar hacia una dirección liberal, de apoyo a las grandes compañías, olvidando totalmente la base social del sector pesquero en el sur de Europa. Eso requiere una respuesta contundente. No es una cuestión menor, es una cuestión de envergadura; tanto, que si la reforma sale adelante, lo que habría ocurrido es que en Europa un grupo de funcionarios con un comisario muy duro a la cabeza, como es Franz Fischler, antepone sus ideas a las que habían definido los jefes de Estado de la UE. Con respecto a Marruecos, creo que esta vez hay condiciones distintas que pueden permitir que España no se quede sola. Tengo que recordar que nuestro país ya consiguió hace unos años que se retirara un documento sobre la reforma de un sector tan importante para la UE como es el sector del vino. Con estos antecedentes y la disposición de los países mediterráneos e Irlanda no debe ser difícil bloquear este documento y que se empiece a estudiar una nueva reforma.

P. Entonces confía en que esta vez el Gobierno...

R. Yo no creo en absoluto en la capacidad negociadora del ministro de Agricultura español ni en general del Gobierno español que ya han demostrado que no son especialmente habilidosos en el ámbito internacional. En estos años del PP, hemos avanzado muy poco en temas agrícolas o pesqueros en ámbito comunitario, la presidencia española está pasando totalmente inadvertida, de ahí la desconfianza con la que nos manejamos. Porque detrás de las declaraciones, no hay hechos, no hay una estrategia política. Lo vimos en Marruecos, y se puede repetir la historia.

P. Fischler dice que los recortes [8.600 barcos menos] afectarán más a los países del norte que a los del sur, ¿por qué mantienen ustedes lo contrario?

R. Lo que no dice Fischler es lo que ha ocurrido en estos últimos años. Desde nuestra incorporación a la UE, en España hemos reducido nuestra capacidad pesquera a la mitad. Desde 1996 hasta 2000, en cumplimiento de los planes de orientación plurianuales, España ha reducido en más de 88.000 toneladas de registro bruto la capacidad de nuestra flota, por encima de los objetivos planteados. A cambio, Dinamarca no sólo no ha cumplido sus objetivos de reducción, sino que ha ampliado su capacidad pesquera en 67.000 toneladas. Con esos antecedentes, la manifestación de Fischler es una media verdad, que es la peor de las mentiras.

P. Bruselas argumenta que hay que recortar flota porque si no corremos el riesgo de quedarnos sin peces

R. Ése es un argumento muy fácil de utilizar, pero no se sostiene luego cuando se analiza la reforma. Hay unas contradicciones evidentes. Por ejemplo, la reforma supone una apuesta por las grandes empresas pesqueras, habituales en los países del norte. Ésas son las menos respetuosas con los recursos, con medios que aquí no se utilizan: los grandes arrastreros del norte usan cadenas para levantar del fondo todo lo que hay y no tiran nada. Si se quiere que haya una política de protección de recursos lo lógico es que se incluyan medidas de conservación: la regulación rigurosa y estricta de los artes de pesca, planes de pesca con tiempos de veda para permitir la regeneración de recursos, la obligatoriedad de cumplir con las cuotas pesqueras, que España siempre respeta y los países del norte incumplen... Nada de esto está en la reforma. De hecho la propuesta, aunque Fischler diga lo contrario, va en la dirección de hacer desaparecer determinadas especies, no hay ningún estudio científico serio. La reforma se hace por otras razones.

P. ¿Cuáles?

R. El comisario está planteando líneas de ahorro presupuestario tanto en la agricultura como en la pesca. Lo que se busca es desvincular a la Comisión de todo el apoyo financiero que ha venido prestando al sector en los últimos años. Todo ese dinero, en cantidades abundantes hay que reconocerlo, que se ha venido utilizando para construir barcos más seguros, para mejorar las condiciones de trabajo de los marineros, para tener barcos más eficientes con artes de pesca más respetuosos; toda esa política que ha venido acompañada de tareas de diversificación en acuicultura, de apoyos a las industrias de transformación, todo eso quieren desmontarlo. Y quieren que sea el sector privado el que asuma esas inversiones con sus propios recursos, con un mínimo acompañamiento público. Es una puñalada a una de las pocas políticas comunes que hay en Europa.

P. Asegura que la propuesta puede llevar al desguace a 300 barcos andaluces ¿de qué tipo, en qué puertos?

R. El desguace le va a afectar a cualquier tipo de barco. Aquí deducimos que se van a centrar en artes poco selectivas, como el arrastre, pero en nuestra comunidad los arrastreros son bastante modernos, se han construido recientemente. Esta cuestión pone de manifiesto que se puede tirar mucho dinero público: ¿Qué van a pensar los ciudadanos que con sus impuestos han permitido la renovación de todos esos barcos hace muy poco tiempo?

P. ¿Por qué dice que la propuesta beneficia a las grandes empresas?

R. Lo que conozco es lo que he leído. En el reglamento se plantea que las cuotas pesqueras sean personales y transferibles, que se pueden comprar y vender. Ahora no sabemos calcular lo que eso implica. Pero la capacidad económica de las grandes compañías de los países del norte puede arrasar. Aquí cuando venga una campaña mala cualquier armador puede tener la tentación de vender su cuota pesquera y de quitarse de un sector que tiene mucha incertidumbre, más si le quitamos el apoyo público. Esa medida es una carga de profundidad, tendrá una gran trascendencia en el medio y largo plazo. En el fondo se plantea una reconversión brutal del sector pesquero europeo para dejarlo en manos de cuatro grandes compañías, sin parar en aspectos sociales, en cuestiones como la demanda alimentaria o la repercusión en los tratados con terceros países.

P. Visto así, quizá habría que volver a acuerdos nacionales para garantizar tratados con esos terceros países.

R. No. La presencia de la flota europea en estos países es muy positiva: ninguna otra flota es más respetuosa con la conservación de los recursos, tiene las mejores condiciones de seguridad para los tripulantes, y esas referencias positivas no deben desaparecer. Y es una forma de cooperación con contrapartidas, en este caso pesqueras. La autoridad comunitaria debería mantener esta política.

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