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Reportaje:Mundial 2002

Fabricantes de sudor

El rendimiento se verá duramente afectado por el calor y la humedad

Carlos Arribas

En condiciones normales, un futbolista termina un partido con fiebre. Su temperatura corporal está por encima de los 37 grados. En condiciones no tan normales, como las que esperan a los jugadores que disputarán el Mundial, en el que se espera alta humedad (superior al 90%) y altas temperaturas (entre 25º y 30º), los termómetros corporales pueden dispararse. Y con el calor llegan los efectos negativos sobre el rendimiento. Habrá que prepararse, dicen los especialistas, para ver un Mundial como el de Estados Unidos 94, con jugadores aparentemente más cansados que de costumbre, menos corretones, más lentos. Camisetas empapadas y cuerpos chorreando. Fábricas de sudor.

'Cuando la temperatura corporal sube por encima de 39 grados hay una fatiga de tipo nervioso', explica Ricardo Mora, fisiólogo de la Universidad de Castilla-La Mancha y especialista en termorregulación. 'El hipotálamo ve que te estás cociendo y para desconectarte hace que sientas sensación de fatiga para que no te muevas'. Y, aunque el fútbol no sea un ejemplo de ejercicio físico extremo -los jugadores sólo están unos siete minutos de los 90 de un partido por encima del 85% de su capacidad y, como mucho, recorren unos 8-11 kilómetros-, el buen estado físico es importante no tanto porque influye en la fuerza con que se golpea al balón -los estudios demuestran que la fatiga generada por el calor no influye en la fuerza inmediata- como por la precisión con que se hace. 'Aun deshidratado, le das igual de fuerte', precisa Mora; 'y en fútbol, aunque durante un partido las ocasiones para beber son menores que en el baloncesto, que en los tiempos muertos todos se rehidratan, o el ciclismo, por lo menos el jugador acalorado tiene el recurso de pararse o de jugar andando para recuperarse'.

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Habitualmente, la evaporación del sudor soluciona los problemas de calor, pero cuando interviene la humedad, lo que se espera en Japón y Corea, cuando el aire está saturado de agua y no tiene capacidad para evaporar el sudor corporal, el problema se complica. Los fabricantes de ropa deportiva han puesto a punto inventos, tejidos de doble capa, materiales que favorecen la evaporación, pero no será suficiente. La única solución es el mal menor, forzar al organismo a sudar más y más.

'Es posible que el organismo se adapte a sudar más, a eliminar más calor, si el jugador se entrena en condiciones similares a las que se encuentra en Asia', dice Luis Serratosa, de los servicios médicos del Madrid; 'pero el único remedio conocido es la rehidratación con sales, y no sólo con agua. Reponer sales, y empezar a hacerlo antes de tener sed ayuda a que se absorba mejor el líquido y, además, a los futbolistas les gustan más. Pueden elegir. A unos les va el Aquarius, a otros el Gatorade y a otros la Coca-Cola, pero lo importante es que beban. Si sólo bebieran agua se expondrían a problemas de hiponatremia, descenso de sodio, que son origen de problemas cardiacos'.

Para Mora las razones para considerar fundamental el consumo de líquidos con sales son tres. 'La primera es que con el sudor pierdes sal, electrolitos', dice; 'la segunda es que cuando tomas un líquido con sal mejoras la palatalidad, esto es, las ganas de seguir bebiendo; si bebes sólo agua te sacias, no te apatetece beber más. Y la tercera es que con las sales disminuye la diuresis, las ganas de orinar: el líquido se reabsorbe en los riñones y se suda más, no la derrochas'.

Zidane es un jugador famoso por la facilidad, y la prontitud, con que rompe a sudar, lo que es una gran ventaja. 'Pierde entre dos y tres kilos por partido', dice Serratosa, 'cantidad que recupera enseguida, bebiendo'. No llega a los extremos de los maratonianos, que llegan a perder hasta un 4% del peso corporal durante una prueba, y la acaban con 39 grados, pero es bastante.

'Cuando pierdes mucho líquido, disminuye el plasma sanguíneo y el corazón tiene que bombear más deprisa para transportar la cantidad de oxígeno que necesitan los músculos', dice Mora; 'así, con cada litro que sudas, está estudiado que pierdes unos 150 mililitros de plasma y el corazón aumenta su ritmo en ocho latidos por minuto. Al mismo tiempo, la temperatura corporal sube 0,3 grados'.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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