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'Quieren quitarnos de en medio'

Los armadores de Punta Umbría temen quedarse sin los pesqueros que han comprado con ayudas europeas

Alejandro Bolaños

En Punta Umbría, el viento se cuela en casi todas las conversaciones. Muchos vecinos de esta localidad onubense están pendientes de si los pesqueros pueden salir y tener una faena provechosa. 'El invierno ha sido malo. Estos dos últimos meses tenía que haber ido mejor, pero el viento no ha dejado', explica Luis Fortes en la lonja. Fortes, que regenta la fábrica de hielo del puerto, acaba de echar la última palada sobre una caja de sardinas. Ya se ha vendido casi todo el pescado que trajeron los barcos que salieron de madrugada; hace más de tres horas que volvieron otra vez a su faena. El viento amaina y deja paso a las malas noticias de Bruselas.

Porque en el puerto casi nadie sabe a ciencia cierta lo que propone Franz Fischler, pero todos dan por descontado que del comisario comunitario de Pesca no puede venir nada bueno. 'Aquí, lo de Marruecos ha dejado sin trabajo a muchas familias', explica José Antonio Gómez. Armador y patrón de un pequeño barco, Gómez teme que vuelva a repetirse la paradoja en la que incurrió Bruselas: las arcas comunitarias financiaron durante años la modernización y construcción de nuevos barcos, pero luego los dejó sin aguas para faenar al negarse a pagar un nuevo tratado con Marruecos.

'Cambié de barco y compré uno nuevo hace un año, que me costó 58 millones de pesetas. La Unión Europea me dio una ayuda del 40%. No tendría ningún sentido que ahora no pudiera pescar, eso lo tendrían que haber pensado antes porque yo ahora necesito faenar para poder pagar los créditos al banco'. Gómez tiene uno de sus cuatro hijos enrolado en el Juana y Manuel pero tal y como sopla el viento últimamente ve 'crudo' que su familia pueda seguir dedicándose a esto.

Lo que cuenta este armador podrían repetirlo casi todos los dueños de los 40 pesqueros de cerco (sardinas, boquerones) que tienen su base en Punta Umbría. También lo cuenta Fortes, el de la fábrica de hielo. Durante 15 años, apenas podía producir en sus precarias instalaciones cinco toneladas de hielo, que siempre se quedaban cortas, por lo que tenía que contratar camiones para ir a por más a Huelva. Desde hace unos meses, disfruta de la concesión de la nueva fábrica que puede crear 30 toneladas de hielo, construida con dinero público.

A pesar del mazazo de Marruecos, las cosas en Punta Umbría han ido bien en los últimos tres años. La mayoría de la flota se ha modernizado con dinero comunitario y la pesca en aguas españolas no ha faltado. 'Entre Algeciras y Portugal está la costa más rica del mundo', asevera Paco Pinito. 'Aquí no ha parado de entrar pescado, lo que pasa es que cada vez llega más de Marruecos, Portugal, Italia...', corrobora Miguel Redondo. Ambos armadores reconocen la necesidad de regular las capturas, sobre todo para evitar el desplome de los precios.

'Dicen que van a frenar la reforma pero, ¿qué podemos esperar después de lo de Marruecos', se pregunta Ismael Galloso, presidente de la asociación de armadores. 'Bruselas lo único que quiere es desguazar nuestros barcos y quitarnos de en medio', mantiene. Y recuerda que lo que antes pescaban en caladero marroquí 400 pequeños pesqueros ahora lo hacen 'cinco o seis buques-factorías' de grandes compañías irlandesas u holandesas que pueden pagar acuerdos privados. Fondeados, al Nuevo Río Guadalete (de 12 años) o al Diego Crespo II (apenas un año) les espera respectivamente el desguace y la venta. Las únicas salidas que les dejó la penúltima decisión de Bruselas: no renovar el acuerdo con Marruecos. Los armadores temen que la última decisión de Fischler reserve el mismo destino a otros barcos que se construyeron gracias al dinero de la UE. Y que la paradoja comunitaria vuelva a repetirse.

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